Muchas pequeñas empresas tienen buenos productos a un precios muy competitivo. El problema es que su mercado de clientes es muy reducido. La opción de montar e-commerce puede resultar algo complicada para ellos. Por eso muchas veces apuestas por vender en Internet sin tener una tienda online, es decir, en la plataforma de un tercero que se ocupa de todo lo que está asociado a la parte tecnológica.
Existen diferentes alternativas, Amazon, AliExpress, la Fnac, son algunos ejemplos. Su funcionamiento es similar. Nos damos de alta como vendedores y ponemos nuestros productos a la venta a un precio determinado. Las plataformas intermediarias se llevan un porcentaje por cada venta en función del tipo de acuerdo al que nos hemos acogido.