El encarecimiento del factor trabajo sigue marcando el pulso de la economía española. Según los últimos datos del Índice de Coste Laboral Armonizado (ICLA) del INE, el coste laboral por hora trabajada aumentó un 2,1% interanual en el tercer trimestre de 2025, encadenando diecisiete trimestres consecutivos de subida.
Aunque el ritmo se desacelera frente al trimestre previo, el incremento llega en un momento en el que muchas pequeñas y medianas empresas operan con márgenes especialmente estrechos y con una productividad que evoluciona de forma desigual por sectores.
Este encarecimiento se produce, además, en un contexto macroeconómico en el que el PIB sigue creciendo a un ritmo sólido del 3,1% interanual, aunque algo por debajo de los trimestres anteriores, mientras que el empleo mantiene una expansión significativa en horas trabajadas.
El Banco de España destaca que la productividad total de los factores continúa en terreno positivo, aunque con una aportación menor que en 2024. Sin embargo, esa mejora no se distribuye de manera uniforme por ramas de actividad, lo que condiciona la capacidad de absorción del aumento del coste laboral en cada sector.
Qué está impulsando el incremento del coste laboral
Los datos del INE muestran que el componente salarial avanzó un 2% respecto al año anterior, claramente por debajo del 5,1% del trimestre precedente.
Los otros costes, como cotizaciones e indemnizaciones, aumentaron un 2,5%, también lejos del 6,2% del segundo trimestre.
Este frenazo no evita que la tendencia siga siendo ascendente, impulsada por la inercia de las revisiones salariales pactadas, la presión inflacionaria y la recuperación del empleo.
En la serie original, sectores como actividades administrativas y transporte y almacenamiento registraron incrementos salariales del 7,1%, muy por encima de la media.
Construcción e información y comunicaciones también experimentaron avances significativos, lo que refleja la fuerte demanda de mano de obra y las tensiones estructurales en determinados perfiles profesionales.
En el extremo opuesto, actividades financieras, sanitarias y Administración Pública anotaron retrocesos interanuales, lo que evidencia una recomposición sectorial en la dinámica salarial.
El tercer trimestre muestra además un efecto estacional relevante: el coste laboral bruto se disparó un 3,4% respecto al trimestre previo debido al menor número de horas trabajadas durante el periodo vacacional. Esto provoca que el coste por hora se incremente aunque el gasto total apenas varíe.
El impacto en las pymes: márgenes al límite
La evolución del coste laboral tiene repercusiones directas en las pequeñas y medianas empresas, especialmente en actividades con baja productividad y alta intensidad de mano de obra.
Hostelería y comercio, dos sectores donde predominan las pymes, afrontan subidas salariales del 2,3% y repuntes del coste laboral del 2,2%.
Si bien estos aumentos están por debajo de la media de los sectores más tensionados, su efecto es notable porque operan con márgenes muy ajustados y dependen en gran medida de la rotación de personal y los picos estacionales de actividad.
Para muchas pymes de servicios, la dificultad no radica únicamente en asumir el coste salarial, sino en hacerlo sin mejoras equivalentes en productividad.
Los informes del Banco de España muestran que la productividad en el sector servicios creció apenas un 1% en el primer trimestre de 2025, mientras que en actividades como energía y construcción cayó debido al fuerte aumento del empleo.
En este contexto, cada punto adicional de coste laboral se traduce en menor rentabilidad o en necesidad de trasladar parte de ese incremento a precios finales, algo especialmente sensible en un entorno de demanda más moderada.
Las empresas con menor capacidad de inversión tecnológica o de reorganización de procesos se encuentran en una posición delicada: afrontar el aumento del coste laboral sin poder compensarlo con un salto en eficiencia.
Esto explica por qué en determinados segmentos se observa un freno en nuevas contrataciones y un mayor esfuerzo por ajustar plantillas a la carga real de trabajo.
Sectores estratégicos y competitividad
Las actividades administrativas y el transporte, que muestran incrementos del coste laboral superiores al 6%, son sectores clave para la cadena de suministro y los servicios empresariales.
Un encarecimiento sostenido puede repercutir en una subida de los precios logísticos y, por extensión, en el precio final de bienes y servicios.
La construcción, con un incremento del 5,5% en el coste laboral, se enfrenta además a un descenso de la productividad vinculado al aumento del empleo, lo que reduce su competitividad en plena aceleración de proyectos vinculados a vivienda y rehabilitación energética.
En contraste, las actividades financieras, la Administración y el sector sanitario registran descensos, lo que refleja una dinámica más contenida en negociaciones y menos presión por escasez de talento.
Qué pueden hacer las pymes para mitigar el impacto
El comportamiento desigual de la productividad es el factor clave que determinará la capacidad de las empresas para absorber el incremento del coste laboral.
La evidencia muestra que la inversión en digitalización, reorganización de tareas y formación mejora la productividad por hora trabajada y permite compensar parte del aumento de los costes.
Sin embargo, para muchas pymes la barrera de entrada sigue siendo elevada debido a restricciones financieras y a la dificultad de incorporar tecnología a escala.
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