El mercado laboral español cerró noviembre con señales mixtas. Según los datos del Ministerio de Inclusión y Seguridad Social, España perdió 14.000 afiliados a la Seguridad Social durante el mes, una caída moderada si se compara con la de noviembre de 2024, cuando se destruyeron más de 30.000 empleos, o con los 52.000 de 2023.
Sin embargo, el paro registrado descendió en 19.000 personas, un comportamiento poco habitual en un mes tradicionalmente negativo para el empleo, donde se une el fin de la campaña agrícola, la contracción de la hostelería y el cierre de contratos estacionales vinculados al turismo.
Comportamiento por sectores
La menor destrucción de empleo frente a ejercicios anteriores apunta a un final de año más estable, aunque dentro de un contexto de desaceleración progresiva, como destaca El País a partir de fuentes del propio Ministerio.
La caída del paro, en cambio, se explica por varios elementos coyunturales. Una parte procede de la reactivación de trabajadores con contrato fijo discontinuo, llamados para reforzar actividades como comercio, reparto, atención social o preparación logística previa a Navidad.
Este movimiento reduce las inscripciones en oficinas de empleo, aunque no siempre incrementa la afiliación de forma suficiente como para compensar la salida de trabajadores de sectores estacionales. El impacto del Black Friday también contribuyó a un repunte puntual de contrataciones de muy corta duración en comercio electrónico y logística.
Por sectores, la pérdida de empleo se concentró en agricultura, hostelería y comercio minorista. En cambio, educación y sanidad registraron ligeros aumentos relacionados con sustituciones temporales e incorporaciones de final de trimestre, mientras que logística repuntó tras el freno otoñal.
Desaceleración controlada
Para las pymes, los datos dejan un mensaje doble. Por un lado, la caída moderada de afiliación sugiere un entorno de mayor estabilidad en comparación con los dos últimos años, especialmente en actividades que suelen sufrir ajustes intensos al inicio del invierno.
Por otro lado, la ralentización del ritmo de contratación evidencia que muchas pequeñas empresas mantienen políticas de contención de costes y retrasan decisiones laborales ante la incertidumbre del cierre de ejercicio. Sectores como comercio, servicios personales y transporte afrontan un final de año condicionado por la evolución del consumo interno y por el encarecimiento de ciertos costes operativos.
Pese a las habituales señales de enfriamiento, la tendencia interanual continúa siendo positiva: según la Seguridad Social, España suma más de 540.000 afiliados adicionales respecto al mismo mes del año anterior.
El mercado laboral sigue creando empleo, aunque a un ritmo más lento que durante la primera mitad del año: una moderación coherente con la evolución del PIB, del gasto de los hogares y de los indicadores adelantados de actividad económica.
El cruce entre menos afiliación y menos paro refleja la complejidad del modelo actual, donde los fijos discontinuos, las campañas comerciales y los ajustes estacionales tienen un peso creciente en las estadísticas. Así, este tipo de meses obliga a interpretar los datos con cautela, ya que movimientos administrativos puntuales pueden maquillar o acentuar señales coyunturales.
De cara a diciembre, las previsiones apuntan a un repunte de la afiliación por el refuerzo de la campaña navideña, aunque los analistas consultados por el diario advierten de que la evolución del empleo en 2026 dependerá en gran medida de la resistencia del consumo, del impacto de los costes financieros y energéticos en las empresas y de la capacidad del tejido productivo para mantener contratación estable en el primer trimestre.
En términos generales, noviembre deja una fotografía de estabilidad moderada, con un mercado laboral que resiste. La creación de empleo continúa, pero lo hace dentro de un contexto más frágil y dependiente de picos estacionales, lo que obliga a las pymes a planificar con cautela y a ajustar sus decisiones laborales en función de la demanda real.
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