Con el coste energético disparado muchos negocios se replantean sus horarios de apertura

Con el coste energético disparado muchos negocios se replantean sus horarios de apertura
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Una parte importante de los gastos fijos de los negocios tienen que ver con el consumo de energía. Gran parte del mismo se genera simplemente por abrir al público. Pero esto no significa siempre ventas. Por eso con el coste energético disparado muchos negocios se replantean sus horarios de apertura.

No es solo una cuestión de gasto energético, también de horas que se dedican al negocio o personal que tenemos que contratar. Por lo general en España los horarios son muy extensos, con la falsa creencia de que abrir más horas nos hace facturar más. La comparación debería ser si abrir más horas nos hace ganar más dinero. Y esta es la clave.

Porque en muchos negocios, especialmente aquellos a pie de calle, hay determinadas horas del día que prácticamente no entra nadie. Si se revisa la facturación por horas será muy fácil llegar a la conclusión de qué horas a lo largo del día podemos permanecer cerrados y a qué horas tenemos que abrir. Aunque muchos puedan pensar que van a perder clientes.

Para realizar este estudio es necesario segmentar la información por días de la semana. No es lo mismo la venta de un lunes que de un sábado. ¿Nos interesa más abrir un sábado por la tarde o dejar el lunes cerrado como día de descanso? Cada negocio debe analizar sus números para sacar sus propias conclusiones.

El principal problema que surge es organizativo. ¿Qué pasa si tengo buenas ventas a primera hora del día, pero luego tengo un periodo de dos o tres horas sin apenas venta? Los negocios no pueden estar abriendo y cerrando y es necesario organizar los turnos. Normalmente se utilizan estas horas de baja afluencia para realizar tareas de gestión.

Un horario más corto pero más productivo

Lo ideal sería llegar a un consenso para mantener un horario continuo y corto. Pero para muchos prefieren hacer un parón a mediodía para comer y volver a abrir por las tardes.  Pero supone más gasto de iluminación, climatización, etc.

La otra opción es justo la contraria, vivir en el negocio. Un modelo de baja productividad que implica estar abierto todo el tiempo posible, pero que no todo el mundo está dispuesto a aceptar, ya que al final el coste que sacamos por hora suele ser muy bajo, aunque en volumen pueda parecer abultado.

Algo semejante les ocurre a los autónomos que trabajan desde casa a poco que no sepan separar vida personal y profesional. Siempre hay algo que hacer, siempre hay tareas pendientes y si no sabemos parar acabamos trabajando 16 horas al día.

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