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El absentismo laboral está al alza en las pymes. Los sindicatos piden un diagnóstico riguroso y alertan contra explicaciones simplistas

El Absentismo Laboral Esta Al Alza En Las Pymes Los Sindicatos Piden Un Diagnostico Riguroso Y Alertan Contra Explicaciones Simplistas
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Javier Ruiz

El aumento de las bajas laborales y del absentismo ha vuelto a situarse en el centro del debate económico y laboral en España. Con el cierre del año fiscal, sindicatos y organizaciones empresariales han reactivado una discusión que no es nueva, pero que ahora se apoya en cifras que reflejan un fenómeno persistente y con impacto directo en la productividad, especialmente en el caso de las pymes.

El debate se ha intensificado tras varias declaraciones públicas de los agentes sociales que piden ir más allá de explicaciones simplistas. En este contexto, el absentismo deja de ser una cuestión ideológica para convertirse en un problema estructural que condiciona el funcionamiento diario de miles de pequeñas empresas.

Qué dicen los datos

Los últimos informes disponibles sitúan la tasa de absentismo laboral en torno al 7 % de las horas pactadas, un nivel elevado en términos históricos y superior al registrado antes de la pandemia. Esto supone que más de 1,5 millones de personas se ausentan cada día de su puesto de trabajo por distintas causas, según los datos de Randstad Research.

En este sentido, conviene hacer una distinción básica entre el absentismo en sentido amplio y la incapacidad temporal. No todas las ausencias responden a bajas médicas, pero estas explican una parte relevante del fenómeno.

Las estadísticas oficiales de la Seguridad Social muestran que el número de procesos de IT ha aumentado de forma sostenida y, sobre todo, que las bajas son ahora más largas, lo que amplifica su impacto económico y organizativo.

El porqué del aumento en las bajas no deja de ser un fenómeno multicausal. Los estudios disponibles coinciden en que no existe una única causa detrás del aumento de las bajas laborales: entre los factores que más se repiten destacan el envejecimiento de la población activa, la acumulación de procesos de larga duración y el peso creciente de determinadas patologías, como los trastornos musculoesqueléticos o los problemas de salud mental.

A todo ello, se suma el papel del sistema sanitario. Los tiempos de espera para pruebas diagnósticas o intervenciones quirúrgicas pueden prolongar una baja ya concedida, sin que exista margen de actuación ni para la empresa ni para el trabajador. Este elemento explica por qué el número de procesos no siempre crece al mismo ritmo que los días totales de baja.

En este contexto, el secretario general de CCOO, Unai Sordo, ha contribuido a reabrir el debate desde una perspectiva distinta, pidiendo a la patronal “un diagnóstico riguroso” sobre las bajas laborales y rechazando, categóricamente, las explicaciones basadas en la idea de que los trabajadores “no quieren trabajar” o son “de cristal”.

Desde el sindicato, la propuesta pasa por abordar el aumento de las bajas como un problema de salud laboral y organización del trabajo, más que como una cuestión disciplinaria. CCOO defiende reforzar la prevención de riesgos laborales, mejorar la detección temprana de patologías que derivan en bajas de larga duración y agilizar los procesos sanitarios que hoy prolongan innecesariamente muchas incapacidades temporales. También plantea revisar cargas de trabajo, ritmos productivos y condiciones psicosociales, especialmente en sectores con mayor incidencia de ausencias, como vía para reducir el número y la duración de las bajas sin recortar derechos.

Más allá del tono, el planteamiento apunta a una cuestión compartida por distintos análisis: reducir el absentismo exige comprender sus causas reales, no limitarse a señalar comportamientos individuales. Desde el ámbito empresarial, organizaciones como la CEOE subrayan, por su parte, el elevado coste económico y organizativo que el absentismo tiene para las empresas y la necesidad de frenar una tendencia que lastra la competitividad.

El impacto en las pymes

Para una gran empresa, el absentismo puede gestionarse con mayor flexibilidad interna. Para una pyme o una microempresa, sin embargo, una sola baja prolongada puede desajustar turnos, retrasar pedidos o forzar contrataciones temporales, elevando los costes operativos.

Las pequeñas empresas cuentan, además, con menos recursos de tesorería para desplegar políticas internas de prevención o bienestar, lo que las sitúa en una posición más vulnerable.

Aun así, los expertos coinciden en que existen márgenes de actuación realistas: mejorar la coordinación con las mutuas, facilitar reincorporaciones progresivas cuando sea posible o reforzar la prevención de riesgos laborales en los puestos más expuestos.

Todo apunta a que el debate sobre las bajas laborales y el absentismo seguirá presente en 2026. El envejecimiento de la fuerza laboral, la presión sobre el sistema sanitario y la evolución de las condiciones de trabajo hacen difícil una corrección rápida del problema.

Para las pymes, la clave pasa por asumir que el absentismo no es solo una cuestión de disciplina laboral, sino un fenómeno estructural que requiere datos, coordinación institucional y medidas realistas. El reto no es menor: equilibrar la protección de la salud de los trabajadores con la viabilidad de un tejido empresarial formado, en su mayoría, por pequeñas empresas con escaso margen de maniobra.

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