Una historia sobre caballos y proteccionismo...de las compañías eléctricas

Una historia sobre caballos y proteccionismo...de las compañías eléctricas
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Entrada inspirada en la situación que ilustra el magnífico post de Lucerito sobre el retraso en la apertura de un negocio por una compañía eléctrica . Hace unos meses participé en el lanzamiento y puesta en marcha de una pieza clave en el proyecto de un cliente, la reapertura de un Hotel, el afrontar en estos momentos una aventura empresarial en la que se generan 15 puestos de trabajo cualificado, se dinamiza una población y se invierte en la generación de riqueza me parece algo meritorio y desde luego es algo que se debe potenciar y apoyar desde todas las instancias y sirve de inspiración para contar una historia:

La caballería del reino

Hace muchos, muchos años existía un reino en el que el principal medio de transporte era la caballería, todos los habitantes se desplazaban en sus monturas a lo largo y ancho del territorio. Desde tiempo ancestral las herraduras de los caballos las forjaban los maestros artesanos, con el fin de que todos los caballos tuvieran herraduras el rey promulgó un decreto que permitía a 4 familias que elaboraran las tan necesarias protecciones para los cascos de los caballos, generación tras generación estas familias produjeron las herraduras sin innovar el producto o atender cuidadosamente a sus clientes estableciendo unos precios que hicieron que estas familias vivieran en la opulencia durante lustros. Llegó un rey que quiso cambiar esta situación y permitir que más familias produjeran herraduras, pero como las 4 originarias tenían controlado el acceso a la materia prima (el hierro) ninguna de las otras familias pudo acceder al preciado metal. Este gobernante quiso también que los hombres de las 4 familias originales se dedicaran a elaborar las herraduras y sus mujeres a venderlas para promover la competencia y que se fomentara el libre mercado…los hombres se centraron en fabricar las herraduras que se vendían y aquellas en las que perdían mucho tiempo o empleaban mucho material dejaron de fabricarlas, también las mujeres acordaron un día en la plaza del pueblo el precio al que venderían las herraduras y además como unos estaban centrados en fabricar y otras en vender hablaban poco y los momentos que estaban juntos pues…no hablaban de trabajo.

El villano

En este reino apareció un día un villano (habitante de una villa) que quería prosperar y generar negocio con rutas establecidas con caballos para lo que necesitaba herraduras, muchas herraduras, compró los caballos, contrató los jinetes, invirtió en unas bonitas alforjas, hasta que tuvo que comprar herraduras, aquí el sueño se esfumó. Contactó con el herrero más próximo, el herrero del Norte, después de muchas visitas consiguió que le atendiera el maestro herrero, éste le indicó que los caballos que había comprado no eran los apropiados, ¿para el negocio? le preguntó…no, para mis herraduras. Después de muchos viajes y muchas condiciones consiguió que los caballos fueran tal y como el herrero los había pedido. Cuando por fin quería comenzar con su negocio, el herrero le orientó a que hablara con su mujer: “ella es la que maneja los dineros” le dijo lacónicamente, entre tanto el villano seguía pagando a los jinetes y a algunos caballos que había alquilado para comenzar con su negocio.

La mujer

La mujer estaba muy atareada e intranquilizó al villano al pedirle más cambios, incluso documentación para comprobar que el uso que le iba a dar a las herraduras era el correcto, el villano, cansado de tanta exigencia y no viendo el final del tormento, le pidió explicaciones sobre los siguientes pasos para hacer una previsión de tiempo y de necesidades, la mujer se sintió violenta ya que nadie jamás le había pedido explicaciones y argumentos y le respondió: “yo a usted no tengo que darle ninguna explicación”. El villano insistió con otra de las mujeres de los herreros del Norte pero “ese no era su asunto”, trató incluso de cambiar de herrero, pero sólo podía venderle herraduras el herrero del Norte.…en resumen el villano tuvo que claudicar y esperar a que la mujer del herrero le vendiera las herraduras cuando quisiera.

Bueno amigo mío si has llegado hasta aquí cambia: herrero por compañía eléctrica, villano por empresario (es fácil no) y tendrás el suplicio que le tocó vivir a esa empresa. Parecido a esta situación: Empresario de Madrid

En Pymes y Autónomos | Es inadmisible que una compañía eléctrica retrase la apertura de un negocio Imagen | Tom Taker

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