Todo proceso de cambio implica unas resistencias que hay que saber que gestionar y en los negocios asumir esta responsabilidad corre a cargo de los directivos o de los empresarios.
De hecho, esta es una reacción natural cuando realmente se están realizando procesos de cambio significativos y sustanciales. Si no hay resistencia, es el mejor barometro para saber que no se está reslizando ninguna transformación.
Como todo proceso que conlleva un desgaste, y luchar contra las resistencias al cambio lo implican, es conveniente optimizar la gestión de as resistencias.
Cómo optimizar la gestión de las resistencias al cambio
- Escuchar
Antes de actuar es conveniente hacerse un planteamiento meditado y no luchar a tumba abierta contra las resistencias, conviene escucharlas por si transportan señales que indican que el cambio buscado es erróneo.
- Colaborar
Como todo en esta vida, es mucho mejor buscar aliados para enfrentarse a los enemigos, esto también es aplicable a las resistencias al cambio, siempre habrá alguien que servirá de caalizador para ejecutar el cambio, hay que encontrarlo y aprovecharlo. La resistencia se combate desde la empatía.
- Reformular el orden
Es lo que se conoce como confrontación selectiva, enfrentándonos primero a las tareas y elementos del problema que más rápido generen progresos. Son de gran importancia cuando pro las circunsancias se incumplen las expectativas temporales.
- Reformular
Cuestionarnos las premisas iniciales es indispensable para reconfigurar la estrategia con los nuevos protagonistas que irán surgiendo durante el proceso.
- Visibilizar el resultado
Tendemos más a visibilizar las posibles pérdidas que las ganancias. Por eso, si las resistencias se producen por miedo a lo desconocido, entonces la estrategia pasa por hacer mucho más tangible el imaginario del cambio buscado.
- Gestión de las expectativas
En los cambios significativos, las cosas (siempre) empeoran antes de mejorar. Una gestión responsable de expectativas suele ser el factor más determinante en procesos tan intensos y prolongados.
Todo esto tiene que ser apoyado mediante el lenguaje del cambio, ya que las palabras no son inicentes y si no son bien empleadas pueden generar cismas que entropezcan nuestro propósito. Es necesario utilizar las palabras adecuadas tanto para explicarnos como para implicar a los demás.
Imagen | R/DV/RS En Pymes y Autónomos | Cómo gestionar el cambio en tu empresa