Cada vez que alguien aparece teletrabajando desde una tumbona muere un gatito

Cada vez que alguien aparece teletrabajando desde una tumbona muere un gatito
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Cuando tenemos que trabajar desde casa lo que menos queremos es que nuestra jornada laboral se prolongue más de lo necesario. Por eso es fundamental tener unas pautas de trabajo correctas, mantener la concentración y trabajar cómodo, sin molestias. Pero trabajar cómodo es hacerlo en una silla ergonómica, no tumbado o en el sofá de casa. Por eso cada vez que alguien aparece teletrabajando desde una tumbona muere un gatito.

¿Lo habéis probado alguna vez? ¿Cuánto podemos aguantar en una tumbona trabajando con un portátil? No creo que más de una hora sea efectivo. Ocurre lo mismo si hemos intentado hacer nuestra jornada laboral desde el sofá de casa. No funciona. Podemos sentarnos para mantener una conversación telefónica de forma más relajada, incluso para hacer una videconferencia, pero poco más.

Es fundamental estar concentrados para que el teletrabajo sea productivo

Y además traslada una imagen del teletrabajo totalmente distorsionada, porque vamos a tener que estar pegados a nuestro ordenador ocho horas igual que estaríamos en una oficina. Incluso más si nos hemos distraído y no hemos acabado con las tareas que teníamos asignadas.

Si tenemos suerte y horarios flexibles tal vez podamos montarnos un horario más cómodo, que nos permita empezar muy pronto para acabar teniendo la tarde libre y disfrutar del ocio, los amigos o la familia en nuestro entorno. Es la gran ventaja, ahorramos tiempo de desplazamiento y podemos ejercer nuestra profesión desde el lugar que nosotros deseemos. Pero no nos confundamos, las horas de trabajo son las mismas. O más si no lo hacemos bien.

Las ventajas del teletrabajo tenemos que aprovecharlas cuando finaliza nuestra jornada laboral

Las ventajas del teletrabajo tenemos que aprovecharlas cuando finaliza nuestra jornada laboral

Porque ahora también se relaciona mucho teletrabajo con vacaciones. Trabajamos desde un lugar donde al acabar podemos ir a disfrutar de un baño en la playa, un paseo por la montaña o simplemente hacerlo desde un entorno mucho más relajado que el que tendríamos en una oficina.

Por eso la imagen de trabajar desde la tumbona no es la más adecuada. Podemos tener un despacho en nuestra segunda residencia desde donde trabajar. O buscar un coworking cercano a nuestro lugar de vacaciones que nos facilite la infraestructura para hacerlo de forma cómoda y eficiente. Y al finalizar, en lugar de pasar parte de nuestra tarde volviendo a casa en un atasco de tráfico podemos aprovechar el tiempo para disfrutar.

Un modelo que ha venido para quedarse

Es una tendencia que lleva bastante tiempo instalada. Pero que ahora con la pandemia, donde muchos han probado la opción del teletrabajo, también parece más apetecible. Nos da más posibilidades, más alternativas para nuestra forma de vida, pero el trabajo tiene que salir adelante.

Por ejemplo, en mi ciudad hay un coworking enfocado a atraer teletrabajadores extranjeros, suecos y alemanes, que en lugar de llevar a cabo su labor desde sus oficinas o sus casas en Berlín o en Estocolmo, pueden hacerlo en una ciudad que está a dos o tres horas de avión de sus empresas y  que cuando acaban su jornada pueden disfrutar de buen tiempo, vida al aire libre, y por qué no, un poder adquisitivo que hace su vida más agradable que en sus ciudades de origen.

No es que se vayan a mudar aquí, pero si que una o dos semanas cada ciertos meses puedan romper sus rutinas, disfrutar de un entorno de trabajo diferente y luego al acabar la jornada hacer cosas que en sus residencias habituales no pueden. A final es una fórmula para generar menos estrés, algo que acaba por ir en beneficio también de la empresa.

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