Con independencia del tamaño, uno de los principales objetivos de las empresas es reducir sus costes, el primero de ellos y más socorrido, los relacionados con los costes laborales. Pero también existen otros que hay que atender, como los costes correspondientes a oficinas. Por este motivo, algunas empresas se plantean como opción el teletrabajo, o dentro de la oficina, recursos como la oficina compartida e incluso la mesa compartida(desk-sharing).
Las empresas están justificando estas decisiones en que estas nuevas formas de trabajo favorecen la colaboración y el trabajo en grupo, para lo cual hay que minimizar los espacios cerrados y los despachos. Con el objetivo de favorecer la comunicación, el trabajo en equipo y la creatividad, las empresas optan por espacios abiertos; los entornos de trabajo tienden a socializarse, bien sea con espacios compartidos por equipos o con zonas comunes.
Disponer de espacios comunes que sean flexibles y adaptables permite que se puedan variar según las necesidades de cada momento,reuniones cortas y esporádicas de numerosas personas, compaginándolo con períodos de trabajo más prolongados en grupos de reducido tamaño. Lo que es indudable que eliminar cubículos y espacios estancos hace que las empresas puedan lograr mejoras de la productividad, ya que entre otras cosas, se eliminan barreras a la comunicación, se optimiza el espacio e incluso, puede llegar a crearse un clima que incremente la motivación y el sentido de pertenencia de los empleados.
Siempre queda la duda de si efectivamente las empresas se ven motivadas a implantar estas formas de trabajo por una mera cuestión de costes promovida por la crisis económica que soportan o, por el contrario, responde auna visión holística de promover la comunicación, el trabajo en equipo de los trabajadores, en aras de una mayor productividad y, a la par, reducir costes.
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