Componer un buen ‘menú’ de contenidos y acciones útiles para la empresa en las redes sociales. Ese es uno de los cometidos en la estrategia para estar presente en esas plataformas. Y en esa tarea, hay herramientas que pueden facilitar el esfuerzo de manera importante, permitiendo no sólo programar todo lo que se publique, sino tener acceso a métricas sobre el impacto en los seguidores.
Como bien reza el título, hay dos herramientas que hacen ese trabajo de programación de manera efectiva. Son Buffer, de cuya política de transparencia ya hemos hablado en este blog, y Hootsuite. El primero es un programador puro y duro, el segundo es un gestor de perfiles en las principales redes. Pero, ambos, a la postre, llevan a cabo ese trabajo del que hablábamos. Y ambos tienen versiones ‘Pro’ para las compañías que necesiten exprimir al máximo las posibilidades.
Las ventajas
Pero, al margen de nombres, que puede haber muchos en el mercado y otros que surgirán seguro en el futuro, es necesario destacar cuáles son las principales ventajas de estas herramientas programadoras y sus riesgos. Las primeras las podríamos resumir en tres:
Unificar todos esos ‘frentes’. Unirlos todos en un ‘centro de operaciones’ que facilitará el trabajo y dará una perspectiva global de ese ‘menú’ de contenidos y actualizaciones de la semana. Y, además, facilitará el trabajo enormemente si quien está detrás de esa estrategia es un equipo formado por varias personas.
Ahorro de tiempo. No tener que estar delante de cada una de las plataformas para publicar en cada una de las ocasiones que se publique algo hace que se aproveche ese tiempo en otras muchas cosas.
Medición de resultados. En la ‘monitorización’ de las redes sociales, hay una ingente cantidad de herramientas para medir, de forma exhaustiva, el alcance de las acciones, la audiencia que hay tras el número de seguidores, etc. En esta ocasión, Buffer o Hootsuite aportan estadísticas básicas (más en profundidad si son versiones profesionales) sobre la tasa de clicks en los enlaces que se comparten, impacto, viralidad...
Los riesgos
Pero no todo podían ser ventajas. También tienen ciertos riesgos que hay que tener en cuenta y atajarlos:
Descontextualización. Programar tuits o actualizaciones de Facebook con demasiada antelación puede hacer que ese contenido quede descontextualizado o, incluso, que ponga en un aprieto a una marca, porque salga publicado en un momento inadecuado.
Unificar voces. Aunque a priori pueda parecer más un aspecto positivo que negativo, no lo es. Hacer que la empresa hable de la misma forma y con los mismos contenidos en Facebook que en Linkedin es un error de libro. Estos gestores invitan a esa medida ‘fácil’ de no diferenciar.
Al margen de los riesgos, estas, u otras, pueden ser muy buenas herramientas que harán más fácil el trabajo en el día a día del equipo encargado de las redes sociales en la compañía. Un día a día más productivo y dedicando el tiempo justo al simple gesto de dar a publicar.
En Pymes y Autónomos | Hootsuite: todos a una, ¿Cómo ser transparente en una pequeña empresa? El caso de la startup Buffer Imagen | Gaelen Norman