La inteligencia artificial ya ha entrado en las pymes españolas, aunque no de la forma en la que muchos se esperaban. Su adopción se concentra en la automatización de tareas concretas (marketing, análisis de datos, atención al cliente), más que en la sustitución masiva de trabajadores.
Según el Barómetro de adopción de la IA en las pymes españolas, las empresas que ya usan herramientas basadas en inteligencia artificial esperan un impacto neto positivo en productividad y empleo, pese al escepticismo generalizado sobre su alcance real.
Transformación silenciosa
La IA no está destruyendo empleo, sino reorganizándolo, se advierte. Las pymes que logran integrar herramientas digitales en su día a día no eliminan puestos, sino que liberan horas de trabajo rutinario y las redirigen hacia tareas de mayor valor añadido.
No obstante, hay retos importantes delante: está en la brecha de tamaño y de talento; mientras las empresas medianas avanzan rápido, las microempresas aún ven la IA como un coste más que como una oportunidad.
Los principales usos de la IA en la empresa española son operativos. Según IndesIA y el Banco de España, casi la mitad de las pymes que la han incorporado la utilizan para mejorar la eficiencia interna: análisis de datos, campañas de marketing automatizadas o atención básica al cliente. Hoy, solo una minoría aplica IA en procesos de I+D, fabricación o gestión avanzada.
Entre las mayores preocupaciones está la brecha por tamaño: apenas el 8 % de las microempresas usa herramientas de inteligencia artificial de forma habitual, frente al 31 % de las medianas, según el INE.
La clave está en el uso ligero: soluciones accesibles, sin grandes inversiones— que permite empezar a ganar productividad sin alterar estructuras.
El impacto de la IA en el empleo no se mide en despidos, sino en cambio de funciones. Según Randstad Research, más del 90 % de las empresas que ya usan IA no han reducido plantilla y cerca del 8 % la han aumentado, sobre todo en soporte tecnológico y análisis de datos.
El estudio Future of Work de la OCDE estima que en España la automatización afectará sobre todo a tareas administrativas y de soporte, pero que el saldo neto será positivo en empleo cualificado.
Así, sectores como el desarrollo (programación) y la consultoría, por cada 80.000 puestos susceptibles de automatización, podrían crearse más de 150.000 nuevos empleos relacionados con IA, datos o mantenimiento de sistemas.
El cambio ya es visible: uno de cada tres trabajadores usa herramientas de inteligencia artificial en su jornada habitual, especialmente en microtareas (gestión documental, redacción o planificación).
El reto, advierten los analistas, es que la adopción desigual puede ampliar una doble brecha, por tamaño de empresa y por territorio, si no se acompaña de formación y apoyo a las pymes de entornos rurales o con menor infraestructura digital.
Dentro de la pyme
La organización interna sí está viviendo una evolución gracias a la IA. Aquellas tareas repetitivas, como la gestión de correos o la elaboración de presupuestos, pueden automatizarse cada vez con mayor eficiencia.
Como contrapartida, las pymes ganan más control y previsión: mejoran sus sistemas de reporting, el seguimiento de ventas y la planificación de campañas. En este sentido, el uso de IA en procesos comerciales y contables aumenta la productividad por empleado entre un 4 % y un 9 %, según el sector.
No obstante, el Banco de España ha señalado algunos cuellos de botella peligrosos: falta de talento, costes de integración y problemas de compatibilidad entre software, cuyas fricciones querían reducirse al máximo con el Kit Digital y los fondos europeos, aunque los resultados siguen siendo desiguales.
Los perfiles y habilidades que vienen
El mercado laboral ya refleja esta transición y una tensión creciente frente a la ausencia de perfiles profesionales que serán necesarios en los próximos años.
La demanda de profesionales en IA, ciencia de datos y ciberseguridad crece de forma sostenida: solo en 2025 se prevé un déficit de más de 150.000 profesionales en estos ámbitos, según el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI). A la vez, las empresas buscan trabajadores híbridos, capaces de combinar competencias técnicas con conocimiento de negocio.
Sin embargo, la pyme española no puede competir en salarios con las grandes tecnológicas, y cada vez se vuelve más evidente la necesidad de formar talento propio, desde usos simples con un retorno de la inversión más rápido a reforzar habilidades digitales y automatizar tareas.
En este sentido, la inteligencia artificial no ha traído (ni traerá) el “fin del empleo” a las pymes, sino una transformación más discreta: menos repetición, más control, nuevas exigencias.
Las empresas que la integran con estrategia y formación logran ganar eficiencia y retener talento; las que no, corren el riesgo de quedarse fuera de un mercado que se digitaliza a toda velocidad.
De cómo gestionen las pymes los próximos dos años dependerá si la IA se convierte en un aliado real para su competitividad o en una herramienta que solo amplía la distancia con las grandes compañías.
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