Las consecuencias de los ERTEs para los empleados: más desconfianza e inseguridad en su puesto de trabajo

Las consecuencias de los ERTEs para los empleados: más desconfianza e inseguridad en su puesto de trabajo
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Con la aprobación del estado de alarma, el Gobierno se vio obligado a poner encima de la mesa algunas medidas para salvar la actividad de muchas pymes y autónomos. Entre ellas, se favoreció la solicitud de Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTEs) y la aprobación del cese extraordinario de actividad.

El 30 de septiembre finalizan estas medidas extraordinarias y aunque el Ejecutivo estudia extenderlas más allá de esa fecha, las consecuencias de los ERTE ya se están dejando sentir sobre los empleados. En este punto, aunque es probable que algunos empleados pierdan su puesto de trabajo, muchos se reincorporarán tras este “parón” temporal. Y no sin consecuencias.

Según el estudio ‘Retos de las empresas españolas en la era COVID-19’ elaborado por Sodexo Beneficios e Incentivos. Hasta la fecha, una de cada cuatro empresas ha tenido que acogerse a un ERTE, un porcentaje que aumenta hasta el 32 por ciento en el caso de las más grandes.

Este estudio concluye que el 75 por ciento de las empresas acogidas a estas medidas creen que los ERTEs afectarán de manera negativa al compromiso y la motivación de sus empleados, después de un tiempo fuera de la compañía, incluso aunque tal situación se haya dado de manera temporal.

Las empresas son conscientes de esta situación, ya que el 92 por ciento de las compañías creen que los ERTEs han generado inseguridad en los trabajadores y el 42 por ciento considera que también han incrementado la desconfianza.

Comunicación y motivación, las claves

Ante este escenario tan negativo, muchas compañías ya están poniendo en marcha diversos planes para ayudar a los trabajadores a sentirse de nuevo seguros en sus puestos de trabajo. Una de cada tres empresas ya tienen en mente llevar a cabo diversas acciones para ayudar a sus empleados, un porcentaje que llega hasta el 75 por ciento en el caso de las más pequeñas.

Los planes pasan por incentivar y dar nuevas responsabilidades a sus empleados, que se presenta como la medida más adoptada en las grandes y pequeñas empresas (19 y 20 por ciento, respectivamente). En las de mayor tamaño, le siguen la flexibilización y los planes de formación con un 20 y 16 por ciento, respectivamente. En el caso de las más pequeñas, la clave pasa por las mejoras en la comunicación (19 por ciento) y la motivación (15 por ciento).

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