La crisis sanitaria ha puesto en evidencia la fragilidad del tejido económico y empresarial español. El comercio electrónico ha jugado un papel fundamental en un contexto marcado por las restricciones, la ausencia de movilidad y, en consecuencia, por la poca visibilidad de los comercios físicos.
El problema es que las pymes españolas no han estado lo suficientemente preparadas para este tsunami. Un reciente estudio de GoDaddy afirma que tan solo 1 de cada 10 pequeños negocios oferta sus productos online en España, ya que la mayoría apuesta por la alternativa tradicional.
Esta situación les ha hecho ser totalmente vulnerables ante una pandemia de estas características. Quienes sí lo han hecho han visto crecer su facturación, una circunstancia que será todavía más significativa durante este próximo Black Friday, marcado por las restricciones de media España.
Difícil abordaje
El problema sigue estando en la digitalización de los negocios. Ya sea por desconocimiento, por no saber ni por dónde empezar o, simplemente, por falta de tiempo y recursos, lo cierto es que las empresas españolas se encuentran rezagadas con respecto al resto de Europa en lo que a transformación digital se refiere.
Sin embargo, las empresas están tomando conciencia de esta necesidad, y esta es, posiblemente, una de las pocas noticias positivas que nos va a dejar la pandemia. El cambio en la cultura empresarial parecía un muro con el que tropezaba cualquiera que propusiese una mejora en este ámbito, pero ahora gana mucha fuerza una forma de hacer negocios basada en las ventas online, donde las empresas tienen mucho margen de acción y mejora.