
El debate sobre la llamada "gran sustitución" por la inteligencia artificial ha dejado de ser ciencia ficción y está generando una inquietud creciente entre los profesionales. Sigue presentándose como una amenaza difusa y futura, pero los indicios más recientes apuntan a una transformación en curso en los entornos de oficina.
Los puestos de entrada al mercado laboral por parte de perfiles junior podrían reducirse a la mitad en unos pocos años debido a la automatización de tareas concretas en oficinas, según las predicciones de Goldman Sachs. Además, de forma inesperada, los oficios manuales parece resistir mucho mejor.
Claras advertencias
El periodista Carlos Ares recogía hace unos días en LinkedIn una reflexión en esta línea: los empleos que la IA está empezando a sustituir no están en fábricas ni cadenas logísticas, sino en despachos, centros de datos y oficinas donde antes trabajaban perfiles recién licenciados. Y lo más inquietante es que esta sustitución no se está produciendo en grandes multinacionales, sino en empresas medianas y sectores técnicos con alta presión para automatizar tareas cognitivas repetitivas.
La señal más clara de alarma la lanzaba Dario Amodei, CEO de Anthropic, en una reciente entrevista en CNN. Según sus estimaciones, el avance actual de la IA podría eliminar, en solo cinco años, el 50 % de los puestos de entrada al mercado laboral para juniors en EE. UU. y provocar un aumento del desempleo de entre el 10 % y el 20 %.
Las declaraciones de Amodei no son compartidas por todo el sector y, a menudo, se señala que este es parte del conocido como "relato de marketing de la IA", o sea, una narrativa que exagera su impacto para generar inversión o atención mediática. Sin embargo, otras fuentes independientes apuntan en la misma dirección.
Es el caso del banco de inversión Goldman Sachs, que calcula que la inteligencia artificial afectará a unos 300 millones de puestos de trabajo a tiempo completo en todo el mundo, sobre todo, en áreas como finanzas, programación, redacción de contenido, diseño gráfico o tareas administrativas.
El contraste es notable: mientras los empleos de oficina se podrían reducir hasta en un 50 %, los oficios manuales —como construcción o mantenimiento— solo se verían afectados en un pequeño porcentaje (6 %). Por descontado, se desconoce hacia dónde llevará la automatización de procesos mediante robótica, como señalábamos en este mismo blog hace solo unos días a razón de Amazon.
Según Bloomberg, IBM ha dejado de contratar personal en determinadas áreas tras anunciar que el 30 % de los puestos no orientados al cliente podrían desaparecer en cinco años, lo que equivale a unos 7.800 empleos administrativos actuales. No es distinto a lo que están planteando Microsoft, Amazon y la mayoría de grandes tecnológicas.
Tiempos difíciles para los recién graduados
De todos modos, no vamos a tener que esperar ni un año ni cinco para empezar a ver las consecuencias. El propio The New York Times publicaba este pasado 30 de mayo un artículo titulado “For Some Recent Graduates, the A.I. Job Apocalypse May Already Be Here”, el desempleo entre los universitarios recién licenciados ha subido a un 5,8 %, una cifra inusualmente alta para este grupo.
La Reserva Federal de Nueva York advierte que el mercado laboral para graduados ha empeorado notablemente, y que la mayor parte del desempleo se concentra en sectores como la informática y las finanzas, precisamente donde la IA ha logrado mayores avances. Firmas como Oxford Economics también alertan de este patrón, señalando que los juniors están quedando desplazados antes incluso de consolidarse en un puesto laboral.
Oficios manuales: ¿indestructibles?
En su reflexión en la red profesional, Ares ironizaba: “Pagaría por ver la cara de satisfacción de los fontaneros, carpinteros o lampistas al saber que sus profesiones resisten la invasión de la IA como irreductibles galos frente a los romanos”.
La realidad es que ni tan siquiera estos puestos pueden quedar a salvo frente a los cambios de contexto, como le señalaban varias personas en comentarios, tanto por la propia evolución tecnológica como por la pérdida de poder adquisitivo que dificultará su contratación por parte de terceros.
Sí es cierto, no obstante, que mientras que muchos jóvenes profesionales con másteres, idiomas y titulaciones luchan por hacerse un hueco en el mercado digital, los oficios manuales y técnicos siguen altamente demandados.
La explicación es simple: hoy, la IA automatiza textos, datos, imágenes o cálculos, pero sigue siendo torpe en entornos físicos complejos, que requieren habilidades sensoriales, coordinación, adaptación en tiempo real y juicio contextual. Esa es la gran ventaja de profesiones como la electricidad, la carpintería, la fontanería o la albañilería.
¿Y qué significa esto para las pymes? Se presenta un escenario que exigirá especial precaución para pequeñas y medianas empresas. Muchos de los perfiles que, tradicionalmente, se contrataban como apoyo administrativo, asistentes de contenidos o gestores de datos están entrando en una zona de riesgo. Otra cuestión para el debate es cómo los gobiernos enfrentarán las dificultades agregadas de acceso al mercado.
De igual modo, se está produciendo una revalorización del trabajo técnico y físico: frente al relato de “todo será digital”, se abre una ventana de oportunidad para formaciones técnicas, oficios cualificados y saberes prácticos. A medio plazo, se cree que serán perfiles más resilientes a la automatización.
En pocas palabras: la inteligencia artificial no está sustituyendo a todos por igual. El cambio no será inmediato ni total, pero la línea de fractura entre los empleos reemplazables y los resistentes ya ha empezado a trazarse. Quizá sea el momento de mirar hacia los márgenes: allí donde la IA no llega, y donde muchas pymes siguen necesitando manos, habilidades y decisiones humanas. Si les consuela, el redactor que suscribe este artículo también está en el punto de mira.