Los ojos en los negocios

Los ojos en los negocios
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Llevaba tiempo pensando tocar este tema, pero por unos motivos u otros siempre se me había quedado en el cajón. Leyendo una entrada de Rodolfo Carpintier que nos previene para no cruzar la línea que separa la exposición de dar el coñazo, controlando los ojos de nuestro interlocutor, creo que es importante que reflexionemos sobre este tema.

En la comunicación, el lenguaje corporal que transmitimos y nos transmiten es un pilar indicativo de lo que está transcurriendo por la mente del oyente. Es difícil encontrar su traducción a nuestro lenguaje, pero ciertos gestos nos pueden ayudar a discernir si vamos por el buen camino o no.

Por ejemplo, el tamborileo de los dedos perdiendo la mirada, es un gesto típico que hace nuestro interlocutor de que nos estamos yendo por las ramas. Significa, al grano que no tengo todo el día. Es más, cualquier gesto que haga que autodistraiga su atención significa que no estamos llevando la conversación por el camino adecuado. Típico gesto previo a la caida de una venta por ejemplo.

Otro punto, que es infalible, para descubrir si nuestro tema está interesando o aburriendo, consiste en observar cambios apenas imperceptibles en las pupilas y el brillo de los ojos. Cuando una persona tiene pensamientos positivos sobre la exposición que le estamos haciendo, sus pupilas se dilatan ligeramente y los ojos brillan con una cierta intensidad. Aquí tenemos que apretar con el grueso de nuestra exposición, es el momento.

Por ende, enfocar en planos lejanos, o mirar más allá de donde se está desarrollando la conversación, es síntoma de reflexión y análisis de la temática expuesta. Haciendo esto, las pupilas se contraen y se suele presentar cierta rigidez en los músculos faciales. Unos segundos en silencio, facilitan esta labor.

La observación continua mientras hablamos, sobre todo todo su lenguaje corporal, que es muchísimo más extenso que todo esto, nos puede ayudar mucho para orientarnos cuando vamos por el buen camino o cuando estamos metiendo la pata hasta límites insospechados en cualquier comunicación que estemos llevando a cabo.

Vía | Infoman Imagen | bogenfreund

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