¿Todo el mundo tiene madera para emprender?

¿Todo el mundo tiene madera para emprender?
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Llevamos varios años de crisis en los que emprender se ha colado en todos los debates públicos, en muchas conversaciones y en casi el único camino para muchos trabajadores que no ven salida en el mercado laboral. Los mensajes siempre giran en torno a la puesta en marcha de un proyecto empresarial como salida al a coyuntura actual. Pero, realmente, ¿todo el mundo tiene madera para hacerlo?

Muchos hablan de una burbuja. El propio compañero Míster Empresa cree que nunca se habla lo suficiente sobre emprendimiento, ante los que muestran su hartazgo. Lo que es evidente es que muchos de esos trabajadores en paro o desencantados en una empresa con serias dificultades económicas se plantean dar el paso. No hay que engañarse, el atractivo es, incluso, deslumbrante: ser tu propio jefe, ver crecer un proyecto que nació de una idea propia, la libertad de tomar decisiones...

Puede ser deslumbrante, eso es evidente. Pero también tiene aparejadas sus dificultades, sus enormes sacrificios, sus caídas y, a veces, sus fracasos. No es fácil y, a pesar de los mensajes vacíos y peligroso, nadie dijo que lo fuera. Pero llegados a este punto, uno se pregunta si realmente todo el mundo está preparado para emprender, si tiene madera suficiente para poner en marcha un proyecto.

Y pensando en ello, podríamos recopilar rasgos de personas cuyo particular ‘adn’ no está especialmente orientado al emprendimiento.

  • Aversión al riesgo. Poner sobre la mesa 40.000 o 50.000 euros de los ahorros de toda una vida, pedir un crédito hipotecando la vivienda o reclamar dinero a familia y amigos no sin saber con certeza que funcionará no es sencillo. Ese riesgo no es asumible por todos y hay quien, a la postre, no se ve capaz.
  • Escaso espíritu de sacrificio. Alguien conformista, que busque horarios fijos o un salario inamovible en su cuenta corriente al final de cada mes tendrá mucho más difícil poner en marcha una iniciativa que quien no duda en dar el 150% por algo que le apasione, que no tiene reloj cuando hablamos de proyectos en los que se implica.
  • Impaciencia. Los impacientes no serán tampoco del reino de los emprendedores. Buscar resultados rápidos es un sinsentido y sólo frustrará a quien lo haga.
  • Indecisión. Quien dé el salto, debe tener capacidad de decisión y una cintura a prueba de situaciones complicadas.

¿Quien tiene esos rasgos no los podrá cambiar nunca? ¿Es inamovible? En absoluto. Puede que quien, a fuerza de luchar, logre superar esos obstáculos ‘extra’. Por tanto, ¿todo el mundo tiene madera para emprender? Es posible que su ‘adn’ se lo ponga más difícil pero, como siempre, todo se puede cambiar.

En Pymes y Autónomos | ¿Cómo motivar a un emprendedor?, Cansados de los mensajes manidos sobre los emprendedores Imagen | Lore & Guille

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