La apuesta por el teletrabajo ha sido un espejismo, o eso parece

La apuesta por el teletrabajo ha sido un espejismo, o eso parece
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Que la empresa española como norma no ha sido la más entusiasta con el teletrabajo no es ningún secreto. La realidad es que el presentismo es un hábito muy extendido, del que cuesta desembarazarse. Parecía que la pandemia lo cambiaba todo y el trabajar desde casa pasó de ser una excepción a la norma. Pero la apuesta por el teletrabajo ha sido un espejismo.

Porque a pesar de que muchas empresas han comprobado como si se puede implementar, que se puede trabajar desde casa, pero siguen viendo más aspectos negativos que positivos en esta cuestión. Se puede pero en muchos casos no se quiere. Y esto a pesar de las circunstancias. La esperanza que queda es que en momentos puntuales si se pueda trabajar desde casa para conciliar, pero será más una excepción que una norma.

Hablamos de un problema concreto que nos obliga a trabajar una tarde o un par de días desde nuestra casa. Pero no tanto de hacer trabajo desde casa por las tardes o dejar de acudir a la oficina uno o dos días a la semana de forma habitual. O también para alguna cuestión de emergencia que antes nos obligaba a desplazarnos a la oficina.

En otras empresas simplemente no están bien adaptadas. Han visto el camino pero la inversión que requiere trabajar de forma habitual desde casa ahora mismo no está en sus planes. Ven el potencial del teletrabajo, pero hoy por hoy no supone una prioridad, ni a corto ni a medio plazo.

La comunicación es uno de los principales problemas por resolver. El control de las tareas y de cómo trabaja cada usuario en su casa también es otro de ellos. Muchos creen que el trabajador en su casa no ser responsabilizará de sacar adelante sus tareas y en muchos casos es más bien lo contrario. De todas formas todo parte por cambiar la mentalidad de control de productividad y empezar a medir tareas no horarios.

Y para colmo la ley del teletrabajo no acaba de convencer a muchas organizaciones. Todo esto acaba por generar un entorno muy complicado para un trabajo a distancia que quizás aumente un poco, pero seguirá situándonos a la cola de Europa. Tampoco servirá para atraer talento, haciendo que empleados que viven en ciudades diferentes no tengan que mudarse donde está nuestra empresa. Y esto si empieza a ser un problema en muchos lugares por el precio de alquileres y viviendas.

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