Cómo el caso de WhatsApp nos enseña a que si quieres que valoren tu trabajo no debes regalarlo

Cómo el caso de WhatsApp nos enseña a que si quieres que valoren tu trabajo no debes regalarlo
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En los últimos días se ha intensificado la polémica por el hecho de que WhatsApp pase a ser una aplicación de pago y haya que abonar unos 80 céntimos al año por el uso de la aplicación. Muchos ya se plantean no pagar e irse a otras plataformas similares y ese es uno de los peligros de la cultura del todo gratis en internet.

En la mayor parte de las ocasiones la gente no asimila de buen grado este tipo de cambios. Cuando te regalan algo no comprendes por qué, de un día para otro, has de pagar por ello. No importa que el precio sea ridículo, no importa que esas mismas personas estén pagando mucho más por bajarse un tono para el teléfono o que el ahorro con respecto a pagar los SMS que no envías por utilizar esta aplicación compense con crecer lo que estás pagando. La cuestión principal es que si regalas tu trabajo nadie lo valorará.

Más allá del trabajo que hay detrás de un sistema como éste y de las ventajas que ofrece, a la vista de los comentarios, una gran parte de los usuarios sólo valora que es gratis. Ese es el problema de regalar el trabajo, en la inmensa mayoría de los casos si vendes precio la gente te comprará por precio.

La fijación de precio de los productos o servicios que una empresa ofrece es una de las decisiones más trascendentales dentro de la estrategia de una compañía. Lo primero que ésta debe tener en cuenta es la manera de generar ingresos, si no lo va a hacer a través de los usuarios deben ser otros los que aporten el sostenimiento económico.

Muchos modelos se crean bajo un servicio gratuito, con la esperanza de que alcanzando un gran volumen de usuarios se generarán ingresos antes o después, bien por medio de esos usuarios o bien vendiendo servicios añadidos basados en esos usuarios, y en no pocas ocasiones se dan casos como el de WhatsApp, en el que el paso de modelo gratuito al de pago supone un enorme problema.

Desde el primer momento la pervivencia de un negocio depende de álquien que pague por esos productos o servicios ¿merece la pena regalar el trabajo para generar volumen y luego tener que tomar la decisión crítica de pasar a un modelo de pago? No podemos pensar que el mercado va a comprender la nueva estrategia y que si esos usuarios se gastan más dinero en cosas menos útiles no les importará pagar un poco por seguir usando algo que les ayuda.

Por eso, a la hora de trazar nuestra estrategia de producto, debemos tener en cuenta que no sirve de nada el éxito que no genera los ingresos necesarios para la pervivencia del negocio, sobre todo porque mucha gente no piensa en lo que vale sino en lo que cuesta.

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