Las empresas tienen una serie de costes fijos que pagan mes tras mes. Otros variables, pero en ningún caso se libran de las subidas que llegan con el nuevo año. Y en 2018 serán la luz, el combustible, la telefonía o ¿los salarios? los costes que suban para las empresas. Y esto inevitablemente llevará a una subida de precios para mantener márgenes.
La electricidad es un coste importante, sobre todo en los sectores industriales. El Gobierno ha vuelto a congelar la parte regulada, que supone para los hogares un 60% del coste total, pero se espera que el precio de la luz suba un 2,5% debido a los incrementos del mercado mayorista. La falta de lluvia también se paga en la luz, al producirse menos energía hidroeléctrica, más barata que otras alternativas. Lo mismo ocurre si hay falta de viento.