Muchos ya están pensando en las merecidas vacaciones. Otros ni siquiera van a poder tomarse unos días de descanso, pero si cuentan con la posibilidad de trabajo remoto o desde casa tienen la posibilidad de escaparse. Aquí es donde surge el dilema de cómo podemos trabajar en vacaciones, qué productividad podemos alcanzar o si lo mejor es buscar una oficina en nuestro lugar de vacaciones.
Si nos vamos a un apartamento o una casa que no tiene WiFi vamos a tener que utilizar una conexión 4G o buscarnos una tarifa de datos adicional a poco hagamos algo más que un uso esporádico. Además está la cuestión de la privacidad y la concentración, con gente dando vueltas por la casa a menudo no es sencillo trabajar.
Por eso la posibilidad de alquilar un despacho o un espacio de trabajo en nuestro lugar de vacaciones puede resultar bastante atractivo. Tenemos la infraestructura adecuada para trabajar con la privacidad necesaria, acceso a Internet con una buena velocidad, periféricos que podemos necesitar en un momento dado como la impresora, un escáner o un fax y servicios de valor añadido como recepción de llamadas o un lugar para reunirnos con los clientes si es necesario.
En estos casos lo mejor en lugar de acudir a un despacho individual, es buscar un centro de empresas donde nos faciliten todo lo que necesitamos o un coworking, donde paguemos sólo por las horas que vamos a utilizarlo. Si está cerca de nuestra residencia en vacaciones mejor todavía. Además es un gasto profesional que luego podremos deducirnos.
Lo ideal es que tenga un horario amplio, poder ir a primera hora de la mañana, resolver las tareas urgentes que tenemos y luego volver a casa a disfrutar con la familia y amigos. Se puede hacer una jornada intensiva de cuatro o seis horas, con una buena concentración donde la cantidad de trabajo que podemos sacar adelante es muy alta. De esta forma a media mañana estaríamos libres. No tenemos vacaciones, pero tampoco implica en muchos casos que no se pueda salir de casa.
Después por la tarde se puede buscar alguna hora muerta, quizás después de comer cuando todos descansan para contestar algún correo que nos haya entrado. Lo ideal es tratar de organizarnos para trabajar lo mínimo imprescindible sin abandonar nuestro negocio y a los clientes. El principal problema de esta cuestión es que no logramos desconectar del todo, y puede que al final acabemos por pagarlo en algún momento del año.
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