La información es poder, pero también es responsabilidad nuestra preservar los datos de clientes, nuestra reputación como empresas, etc. sin que se produzcan fugas y esta información caiga en manos de terceros no autorizados. Para ayudar a las empresas a gestionar las fugas de información y prevenirlas el Incibe ha creado una guía que les ayude a evitarlo.
No se trata sólo de los empleados que se pasan a la competencia llevándose datos de clientes para tratar de convencerles que se vayan con ellos a la nueva compañía a la que se incorporan. Siempre ha estado en discusión de quién son los clientes, si de la empresa o del comercial que los ha captado, aunque contractualmente haya quedado reflejado.
La empresa debe implantar políticas de seguridad para detectar y prevenir la fuga de información. Se trata de controlar los contenidos, limitar el acceso a la información o a los dispositivos. También se debe gestionar de forma correcta la información a lo largo de su vida, desde que se genera hasta su archivado o destrucción final.
También es fundamental concienciar a los empleados de la importancia del tratamiento de la información. Para prevenir y asegurarnos que no tenemos problemas se puede realizar una auditoría, que detecte problemas tanto a nivel interno como externo.
Todos estos pasos los podemos ver en esta guía del Incibe, pensada para el usuario profesional y la empresa. El usuario es el eslabón más débil en esta cadena y la formación en este área es básica para prevenir y evitar problemas que luego podemos lamentar. Asegurar la confidencialidad, la integridad y disponibilidad de la información es el objetivo básico.
Más información | Guía para gestionar una fuga de información (PDF)
En Pymes y Autónomos | Políticas de fugas de datos, seguridad y BYOD, cuando el enemigo está detrás del teclado