Trabajo mantiene sus dos líneas rojas: jornada de 37,5 horas y reforma en prevención de riesgos, con la patronal en pie de guerra

Trabajo mantiene sus dos líneas rojas: jornada de 37,5 horas y reforma en prevención de riesgos, con la patronal en pie de guerra
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El Ministerio de Trabajo y Economía Social ha dejado claro que no piensa renunciar a sus dos propuestas clave: la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales sin merma salarial, y una ambiciosa reforma de la ley de prevención de riesgos laborales.

Ambas iniciativas están generando un fuerte rechazo por parte de las organizaciones empresariales, que han intensificado su oposición en las últimas semanas.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha insistido en que estas medidas responden a una necesidad urgente de actualizar los derechos laborales a la realidad social y económica actual.

Sin embargo, la CEOE, CEPYME y ATA son claras: advierten que estas propuestas podrían ser inasumibles para muchas empresas, especialmente para las pymes.

Una reducción de jornada que divide al Congreso… y a la economía

El proyecto de reducción de la jornada laboral ha vuelto a retrasar su tramitación parlamentaria, ampliándose el plazo de enmiendas hasta el 11 de junio. Mientras el Gobierno negocia apoyos con partidos como Junts para asegurar su aprobación, el entorno empresarial sigue denunciando que la medida tendrá un fuerte impacto en la competitividad.

Desde CEPYME, su presidenta Ángela de Miguel ha advertido que la reducción de la jornada a 37,5 horas podría suponer un aumento del 7% en los costes laborales, lo que podría ser letal para negocios con beneficios del 2%.

La patronal sostiene que esta situación llevará a muchas empresas a subir precios o directamente a cerrar, y reclama que cualquier cambio en el tiempo de trabajo debe ser fruto de acuerdos entre empleadores y empleados, sin imposiciones del Ejecutivo.

Por su parte, la ministra Díaz ha defendido la medida como una forma de mejorar la productividad, la conciliación familiar y la salud laboral. Aun así, el debate está lejos de cerrarse, y el equilibrio entre derechos sociales y sostenibilidad empresarial sigue siendo el gran punto de fricción.

La reforma de la prevención de riesgos, el otro gran frente abierto

El segundo eje de tensión está en la renovación de la normativa sobre prevención de riesgos laborales, vigente desde 1995. Trabajo considera que es una reforma estructural clave, especialmente tras los recientes accidentes mortales en Asturias. Yolanda Díaz ha subrayado que la actual ley ha quedado obsoleta ante los nuevos modelos productivos y tecnológicos.

La propuesta incluye que las empresas nombren responsables de prevención a partir de cierto número de empleados, algo que según las patronales podría complicar la operativa diaria de muchas pymes. La ministra insistió en que se trata de salvar vidas y proteger la salud de los trabajadores, no de imponer burocracia innecesaria.

A pesar de los desencuentros, el diálogo sigue abierto con los sindicatos y las organizaciones empresariales. El Gobierno espera cerrar un acuerdo que permita actualizar una normativa crucial sin desbordar la capacidad de las empresas para adaptarse a los nuevos requerimientos.

Absentismo, bajas médicas y estatuto del trabajador

El debate sobre la jornada laboral y la prevención no está aislado. Se inscribe en una discusión más amplia sobre el futuro del trabajo en España. En este contexto, han resurgido también las preocupaciones sobre el absentismo laboral y el aumento de las bajas médicas prolongadas, asuntos que según la patronal están afectando a la productividad general del tejido empresarial.

A su vez, el Ejecutivo también planea reformas en el Estatuto de los Trabajadores, que podrían incluir cambios en materia de contratación, digitalización del entorno laboral y derechos colectivos. Todo ello conforma un escenario tenso, con una patronal movilizada y un Gobierno decidido a avanzar en su agenda social.

Enfrentamiento, de nuevo, de dos partes que no se entienden

En el fondo, el conflicto refleja la confrontación entre dos modelos de relación laboral: uno que prioriza la intervención pública en favor de la protección del trabajador, y otro que aboga por la autonomía de las partes en la negociación de las condiciones de trabajo.

Mientras Yolanda Díaz mantiene su defensa de una legislación más moderna y protectora, las organizaciones empresariales claman por flexibilizar el marco normativo para afrontar los retos económicos actuales.

En este pulso constante, la resolución de las reformas pendientes no solo marcará la agenda laboral del Gobierno, sino también el equilibrio de fuerzas entre los intereses sociales y los empresariales en los próximos años. Y ojo, el devenir de las pymes, al fin y al cabo las grandes protagonistas de esta disputa.

Imágenes: Unplash| Instagram

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