El absentismo laboral se ha convertido en una de las principales preocupaciones del Gobierno y de las empresas. En este marco, la Seguridad Social ha solicitado el asesoramiento de la OCDE para analizar las causas de este fenómeno y proponer soluciones que permitan reducirlo.
Según los datos del primer trimestre de 2025, el 7 % de las horas pactadas no se trabajaron, lo que supone más de 1,5 millones de personas ausentes al día.
Un absentismo en máximos históricos
Si bien el informe de la OCDE está en fase inicial, la decisión del Ejecutivo confirma que el problema ya no es solo empresarial, sino macroeconómico. Para las pymes, que tienen poco margen para cubrir bajas o reorganizar turnos, la situación es especialmente delicada.
Los últimos informes muestran una tendencia clara: el absentismo no deja de crecer. En 2024, la tasa media anual fue del 6,7 %, y en el cuarto trimestre ya había repuntado al 7 %, según los informes de Randstad Research.
Las diferencias territoriales también son notables: País Vasco, Navarra y Murcia encabezan los rankings autonómicos, según Adecco. En lo que se refiere a sectores, a su vez, la logística y la industria se sitúan por encima de la media, aunque los servicios también sufren tasas elevadas.
El coste del absentismo
El absentismo supone un lastre directo en productividad y costes. La CEOE ha alertado de que en 2025 podría crecer un 10 % adicional, lo que impactará especialmente en las pequeñas y medianas empresas, con menos recursos para cubrir ausencias.
Algunos estudios, como el de Umivale Activa e Ivie, estiman que el coste agregado de la incapacidad temporal llegó a representar un 5,4 % del PIB entre 2018 y 2023.
Para las pymes, esto se traduce en mayores costes salariales directos de las ausencias a partir del cuarto día de baja, gastos en sustituciones (contratos temporales, horas extra de otros empleados) y pérdida de productividad y presión añadida sobre equipos pequeños.
Qué puede aportar la OCDE
Sin embargo, ¿por qué la Seguridad Social recurre a la OCDE? El organismo internacional publica cada año su Employment Outlook, donde analiza tendencias laborales globales.
Pese a que no siempre entra en detalles sobre el absentismo, sí recomienda buenas prácticas en salud laboral, reincorporación y productividad.
De este modo, el encargo a la OCDE busca un diagnóstico independiente y propuestas comparadas con otros países frente a lo que, a todas luces, resulta un problema macroeconómico.
Algunos de los principales enfoques del organismo atienden a:
- Gestión de bajas de larga duración, que concentran gran parte de las jornadas perdidas.
- Prevención en salud mental y ergonomía, uno de los factores en auge.
- Digitalización de procesos de control y seguimiento, con datos homogéneos para detectar patrones.
- Incentivos al retorno al trabajo, como las reincorporaciones graduales o coordinadas con Mutuas y médicos de empresa.
Mientras tanto, desde el Ejecutivo se han señalado algunas medidas que pueden llevar a cabo las propias pymes, como auditorías internas, protocolos de Prevención de Riesgos Laborales (PRL) y salud mental, digitalización de datos para el control de las ausencias (que resulta más necesario que nunca debido al control horario digital) y colaboración con mutuas, para una reincorporación progresiva.
En pocas palabras, el absentismo en España roza cifras récord y ya afecta a la competitividad del tejido empresarial. Que la Seguridad Social pida ayuda a la OCDE demuestra que el problema es estructural y requiere soluciones de calado.
Para las pymes, el reto es doble: soportar el coste inmediato y, al mismo tiempo, adoptar prácticas de prevención y gestión que les permitan mantener la productividad.
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