Esta es la ley que hay en el Senado para no pagar el IAE. La condición clave es facturar menos de 2 millones

Pymes Y Autonomos
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Sergio Delgado

En las últimas semanas, ha empezado a tomar forma una propuesta legislativa que podría suponer un alivio importante para miles de pequeñas y medianas empresas en España.

Se trata de una iniciativa propuesta por Junts per Catalunya en trámite en el Senado que plantea la exención del pago del Impuesto de Actividades Económicas (IAE) para aquellas compañías cuya facturación anual no supere los dos millones de euros.

Esta propuesta nace del impulso de asociaciones de pymes catalanas, que han denunciado durante años lo que consideran una carga tributaria desproporcionada. La base de su argumento se centra en la existencia de una doble imposición que afecta directamente a la sostenibilidad financiera de estas empresas, que ya soportan el Impuesto de Sociedades (IS).

La raíz de la propuesta: el tejido empresarial catalán

El origen de esta iniciativa se encuentra en Cataluña, donde un elevado porcentaje del tejido empresarial está compuesto por pymes que no alcanzan los dos millones de euros de ingresos anuales. Estas compañías, fundamentales en la economía regional, han venido reclamando desde hace tiempo una revisión profunda del sistema impositivo que se les aplica.

En este contexto, diversas organizaciones empresariales han canalizado sus demandas hacia las instituciones, y finalmente lograron que su propuesta fuese tomada en cuenta en el Senado. La argumentación gira en torno al hecho de que muchas de estas empresas pagan tanto el IAE como el IS, lo que, a juicio de sus impulsores, constituye una doble imposición injusta.

Qué implica el IAE y a quién afecta

El Impuesto de Actividades Económicas grava el mero ejercicio de actividades empresariales, profesionales o artísticas. Desde 2003, están exentas de pagarlo las empresas cuya cifra de negocios sea inferior a un millón de euros. Sin embargo, la nueva propuesta busca elevar este umbral a los dos millones.

Esto beneficiaría especialmente a pequeñas empresas que, a pesar de estar ligeramente por encima del límite actual, no tienen una estructura financiera suficientemente sólida como para absorber con comodidad ese tipo de cargas fiscales. La modificación, por tanto, afectaría a una franja muy amplia de compañías que, sin llegar a ser microempresas, tampoco forman parte del grupo de grandes corporaciones.

El impacto de la doble tributación

Uno de los puntos más debatidos de esta medida es la percepción de que el IAE representa una segunda imposición sobre una misma base de ingresos. Por un lado, las empresas ya están sujetas al Impuesto de Sociedades, que grava sus beneficios. Por otro, deben abonar el IAE simplemente por ejercer su actividad, lo que ha sido interpretado por muchas pymes como un exceso regulatorio.

Este escenario es especialmente sensible en un contexto de incertidumbre económica, donde los márgenes empresariales se reducen y la presión fiscal puede marcar la diferencia entre continuar operando o verse obligados a reducir plantilla o cerrar.

Una puerta abierta a su aplicación nacional

Al tratarse de una propuesta que ya ha sido registrada en el Senado, su tramitación podría derivar en una reforma a nivel nacional. Si bien el impulso inicial ha sido catalán, el debate ha despertado interés en otras comunidades autónomas con estructuras económicas similares.

El papel del Senado como cámara de representación territorial puede ser clave para que la propuesta gane fuerza y se convierta en una medida de alcance estatal. La medida, además, ha encontrado respaldo en algunos sectores políticos y económicos que consideran urgente revisar la carga tributaria que pesa sobre las pymes.

El perfil de empresa que se beneficiaría

La mayoría de empresas que facturan menos de dos millones de euros anuales tienen plantillas pequeñas, estructuras administrativas limitadas y recursos ajustados. Eliminar el IAE para ellas no solo reduciría el esfuerzo fiscal, sino que también les permitiría destinar ese dinero a inversión, digitalización o mejora de condiciones laborales.

En sectores como el comercio minorista, la hostelería, servicios profesionales o pequeñas industrias, este tipo de reforma puede tener un efecto directo en su viabilidad a largo plazo. Además, esta exención sería coherente con las políticas europeas de apoyo a las pymes como motor económico y generador de empleo.

Desde una perspectiva práctica, reducir la carga impositiva sobre estas empresas permite generar un entorno más competitivo y justo. Las pymes no cuentan con los mismos recursos que las grandes compañías para optimizar su fiscalidad, y por ello la eliminación del IAE puede ser una medida que equilibre las condiciones del mercado.

Imagen Pixabay

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