
En España existen diversas ayudas para garantizar un nivel mínimo de ingresos a las familias más vulnerables. A nivel estatal, el Ingreso Mínimo Vital (IMV) busca cubrir las necesidades básicas de quienes no alcanzan un umbral mínimo de ingresos. Sin embargo, muchas comunidades autónomas tienen sus propias prestaciones, como la Renta Garantizada de Ciudadanía (RGC) en Cataluña.
La gran diferencia entre ambas es que la renta garantizada (en Cataluña, RGC) es gestionada por el organismo competente de la comunidad —en este caso, la Generalitat— y suele ofrecer una cobertura más específica, pudiendo complementar el IMV en función de los ingresos familiares. Mientras que el IMV establece un umbral único en toda España, la RGC se adapta a las condiciones económicas de cada región y puede ser más accesible para quienes residen en esta comunidad.
Ayudas enfocadas a mejorar
El Govern ha anunciado que ampliará la RGC para 65.000 nuevas familias, permitiendo que sea compatible con ingresos laborales hasta ciertos límites.
Un cambio clave, pues la reforma permitirá que el número total de beneficiarios pase de 113.000 a 175.000 familias, con un presupuesto superior a los 880 millones de euros anuales.
Esto significa que muchas familias que ingresan menos de 1.500 euros mensuales podrán beneficiarse de un complemento que aumente sus ingresos, ayudando a paliar la creciente desigualdad y la subida del coste de vida en Cataluña, Madrid y otras capitales de provincia.
Otro cambio clave es la compatibilidad con el empleo, permitiendo que las familias con sueldos bajos no pierdan automáticamente la ayuda si encuentran trabajo, algo que hasta ahora dificultaba la transición al empleo estable.
En otras comunidades...
En España, la compatibilidad entre el ingreso mínimo vital (IMV) y las rentas mínimas autonómicas varía según la comunidad. En algunos casos, las rentas mínimas funcionan como un complemento.
En otras, en cambio, el acceso a la primera, imposibilita recibir ayuda de la segunda. Por ejemplo, en Madrid, Aragón, Navarra y el País Vasco, igual que ocurre en Cataluña, estas ayudas también son complementarias al IMV, permitiendo mejorar la renta de los beneficiarios.
Por el contrario, en Andalucía y Baleares, quienes reciben el IMV no pueden acceder a la ayuda autonómica, dejándolos con una única fuente de ingresos. Asimismo, otras comunidades cuentan con sistemas mixtos, donde el IMV sustituye parcial o totalmente la renta mínima autonómica.
Cómo funciona la compatibilidad
En Cataluña, ya hemos visto que se trata de un escenario posible. En este sentido, la RGC complementa el IMV, lo que significa que quienes reciben el IMV pueden solicitar la RGC (tras cumplir el primer requisito) para cubrir la diferencia entre el IMV y el umbral fijado por la Generalitat. Por ejemplo, si una familia tiene derecho a 1.360 euros con la RGC pero solo recibe 1.000 euros de IMV, la Generalitat cubrirá los 360 euros restantes.
Este mecanismo permite un mayor acceso a recursos para las familias en riesgo de exclusión y evita que los beneficiarios se queden en una situación de insuficiencia económica si el IMV no cubre sus necesidades.
Las reformas en la renta garantizada suponen una gran noticia para muchas familias con ingresos bajos en Cataluña, Sin embargo, la situación en otras comunidades sigue siendo dispar, con diferencias en la compatibilidad y el acceso a ayudas adicionales.
De igual modo, plantea una duda recurrente: si estas ampliaciones son, cada vez, más necesarias para el mantenimiento de las familias, ¿están ocultando un problema vinculado con alcanzar salarios suficientes para cubrir las necesidades básicas? En cualquier caso, el camino de la RGC para complementar el IMV parece más y más mayoritario en España.
Foto: La Moncloa