Ante el riesgo de despido, el teletrabajador prefiere volver a la oficina

Ante el riesgo de despido, el teletrabajador prefiere volver a la oficina
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El vínculo emocional también juega a favor del trabajador que está presente en la oficina cada día ante la amenaza de una reducción de plantilla. ¿A quién van a despedir al tipo ese que aparece una vez al mes por aquí o al que vemos cada día, conocemos su vida o nos hemos tomado unas cañas algún día al salir de la oficina? Con esta tesis la realidad es que ante el riesgo de despido, el teletrabajador prefiere volver a la oficina.

Porque el escenario de la Gran Renuncia, donde los empleados de medio mundo poco menos que se amotinaron para no volver al trabajo presencial, o no hacerlo en el mismo grado que antes de la pandemia ha cambiado. Hemos pasado del no encuentro personal a la recesión está llamando a tu puerta.

El momento económico y la incertidumbre a corto plazo lo cambia todo

Y el escenario para empresas que ofrecían teletrabajo para captar talento, con las contrataciones estancadas en muchas compañías, especialmente sectores como el tecnológico, hacen que el panorama del trabajo a distancia cambie de forma radical.

La tendencia ha cambiado y ahora la renuncia al puesto de trabajo no es tan sencilla cuando sabemos que podríamos tener dificultades en un entorno económico desfavorable para encontrar otro empleo de forma rápida. En este punto, si la empresa apuesta por la vuelta a la oficina, no habrá gran resistencia por los teletrabajadores.

No es el único caso de discriminación, tampoco se les tiene en cuenta en los ascensos

Esta cuestión del desapego de la empresa hacia el teletrabajador, y también viceversa, se había ya manifestado a la hora de conceder ascensos, para los que los trabajadores remotos muchas veces no eran considerados igual que los presenciales. Tanto es así que es uno de los aspectos directamente regulados en la ley del Teletrabajo en España para evitar esta discriminación.

A esto se le suma el hecho de que muchos de los empleados que prefieren tener al menos algún día a la semana en modalidad de teletrabajo lo hacen para mejorar la conciliación de su vida personal y laboral, bien por el cuidado de hijos pequeños, como también de sus progenitores cuando necesitan ayuda. 

Cuando esto ocurre, muchas empresas piensan que estos empleados tienen menos disponibilidad, no están dispuestos a prolongar sus jornadas en caso de ser necesario o van a poner pegas si surgen inconvenientes en algún momento respecto a horarios o tener que viajar. 

En el momento en que las cosas se ponen más duras, el teletrabajador queda inevitablemente más desprotegido. Por mucho que sea más productivo, más resolutivo o genere más beneficio para la empresa, no siempre se miden o se toman en cuenta estos parámetros para tomar las decisiones de despedir. 

En otros casos, el criterio principal para realizar los despidos no es otro que el económico. El coste del despido marcará de forma definitiva a quién se despide. Y si el teletrabajador no quiere volver a la oficina, podría implicar una sanción y posteriormente el despido se podría justificar como procedente. 

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