Formas de perder el tiempo en el trabajo: reuniones eternas y pocas conclusiones

Formas de perder el tiempo en el trabajo: reuniones eternas y pocas conclusiones
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Los males de este país a nivel empresarial son el presentismo y las reuniones. Dedicar más de una hora a una reunión es cuanto menos, sorprendente para algunos trabajadores de países cercanos.

Mientras nosotros eternizamos las reuniones de trabajo, ellos ya están en casa y te mandan un mensaje por Linkedin para desearte que pases una buena tarde/noche. Han terminado su tarea, mientras que tú miras con espanto el reloj y piensas en lo que te queda por hacer.

Reuniones sí, charlas eternas y baja productividad, no

El problema radica en nuestro carácter y en la falta de planificación. Si tengo un horario desde la mañana, pero tengo bastantes clientes, he de poner límites a los tiempos en una reunión.

Puede sonar frío, pero el cliente es una persona con la que debe existir una relación cordial pero no de colegueo como la que se tiene con tus amigos. Si con el tiempo, surge una amistad, perfecto. Pero si él tiene una vida, tú también y compromisos.

Adicción a las reuniones, atención hay que poner remedio

En España se tiende a estar reunido para todo y por todo. Forma parte de nuestra forma de relacionarnos pero si bien, es una manera óptima en el terreno personal, en el profesional puede resultar un caos.

En algunos lugares, es normal y comprensible que una persona se levante y se vaya de una reunión, sobre todo si a los quince minutos tiene claro que no ha de aportar nada más, y será mucho mejor dedicarse a terminar otras tareas pendientes y así finalizar con sus responsabilidades.

¿Una hora para algo que se podía solucionar en media?

Ahí radica la baja productividad con reuniones mal planteadas. Llega un momento en el que los temas personales se mezclan con el objetivo de esa reunión, y las ganas de levantarse y salir corriendo acuden a más de uno, pero huir no está bien visto.

Las reuniones eterna y sobre todo al final del día son una mala elección: la gente está cansada. También no tener los temas preparados para ir al grano. Una reunión de más de una hora lleva a la distracción, al aburrimiento y sobre todo, a que se quiten las ganas de acudir a la próxima.

Aprender a gestionar el tiempo, incluso yendo a reuniones

Diversos estudios, dejan claro que llega un momento en el que la conversación deriva por unos derroteros que en nada tiene que ver con lo que nos lleva a reunirnos. Imaginemos acudir a una reunión por la mañana, otra al mediodía y una más para finalizar el día.

Como ya hemos comentado, las reuniones son necesarias pero no por ello han de ser eternas. Son una herramienta más, parte del trabajo. Somos humanos, no máquinas y es estupendo poder interactuar con compañeros o clientes, pero con límites.

Porque ese cliente tan relajado que no tiene horario y que puede robarte dos horas de tu vida, luego querrá que su proyecto funcione y que todo esté entregado en el momento que desea, por esta razón y porque él no es el único cliente, por el bien de ambos, establecer una duración predeterminada sería lo coherente.

Imagen|Pixabay

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