Una nueva investigación del Centro Transamericano para Estudios de Jubilación revela, según informa CBS News, que muchos estadounidenses se jubilan antes de lo esperado. A menudo por circunstancias ajenas a su control.
La edad media de jubilación en EE. UU. es de 62 años, y casi el 60% de los jubilados dejan la fuerza laboral antes de lo planeado. Pero ¿cuál es la razón? Ni más ni menos que los problemas de salud: principalmente, las limitaciones físicas o discapacidades son la causa principal, seguidos de despidos o cambios en la estructura organizativa de las empresas.
Precariedad financiera en la jubilación
Con una esperanza de vida en aumento, que ya se sitúa en los 79 años en EE. UU., esta tendencia señala la frágil situación financiera de muchos norteamericanos, que esperan vivir hasta los 90 años en las próximas décadas.
En la mayoría de los casos, no se cuentan con ahorros suficientes para afrontar gastos inesperados, como la atención médica privada o los cuidados de salud a largo plazo, dos de las premisas que más riesgo pueden suponer a la estabilidad financiera.
Una situación que afectará a todas las economías occidentales, donde la población seguirá envejeciendo en las próximas décasas: en el caso español, pese a pensiones y sanidad pública, se espera un agujero negro de gasto asociado a la fractura de las pensiones y los cuidados, que llegarán a absorber el 23,8 % del PIB.
Catherine Collinson, directora ejecutiva del Centro Transamericano, señalaba este punto como aquel más grave y vulnerable para los jubilados: “Sus finanzas son precarias: un shock financiero importante o un deterioro de la salud que requiera cuidados a largo plazo podría ser devastador para ellos”.
Planes de pensiones vs. realidad
Como en la mayoría de los países, las voces relevantes en cuestiones económicas y empresariales estadounidenses han empezado a hacer hincapié en un retraso de la jubilación.
El planteamiento choca, no obstante, con la realidad. Las jubilaciones no planificadas o anticipadas generan un doble peligro: peor salud, menor capacidad de ahorro y, además, la obligación de salir del mercado laboral.
Estas jubilaciones tempranas, además, nos enseñan un par de lecciones aplicables al ecosistema español.
La primera es cómo la tendencia a jubilarse temprano está relacionada, en Norteamérica, con la posibilidad de empezar a reclamar beneficios a partir de los 62. ¡Perdiendo un 30 % de los pagos de por vida! Sin embargo, la edad media de jubilación para el ciudadano estadounidense está en los 63.
La segunda es cómo, en este caso, un estudio detallado debería analizar la correlación entre la alta tasa de lesiones físicas (y discapacidades) entre los trabajadores estadounidenses asociadas al empleo y la necesidad de una jubilación temprana, que no puede posponerse.
España, 2050
Igual que ocurre en España (37 años cotizados; edad ordinaria establecida, 67 a partir de 2025), para reclamar una pensión completa, el conocido como seguro social (social security), los trabajadores estadounidenses deberían esperar a los 66 o 67 años, según el año de nacimiento.
Además, retrasarla hasta los 70 años, incrementa sus pagos en la pensión de jubilación más de un 30 %. Una opción que solo aprovecha un 4 % de los jubilados, mientras que la necesidad está detrás de la mayoría de reclamaciones tempranas. Se sabe que los norteamericanos trabajan más tiempo y hasta más tarde que hace 20 años, pero ¿hasta qué edad y en qué estado pueden seguir haciéndolo en ciertas profesiones?
Lecciones desde el Atlántico
Una serie de lecciones de las que se están tomando buena nota por estas latitudes. En España, la población en edad laboral caerá un 10 % y el número de pensionistas se dispará un 73 %, según los datos actuales. En otras palabras, la dependencia pensionista-trabajador se duplicará antes de 25 años. Con estos datos, puede ser complejo mantener el sistema actual, que deberá corregirse en las próximas décadas.
El estudio también señala la dificultad de acceder a planes de pensiones o planes de ahorro, por lo que alrededor del 60 % de jubilados estadounidenses solo dispone de la pensión. Para contrastar, en España, un 20 % de la población dispone de plan de pensión.
Como contrapartida, en la mayoría de los casos (90 %) se definen como felices, agradecen pasar tiempo con familiares y amigos y afirman haber ajustado su presupuesto a la nueva etapa. En España, parece claro que le verdadero drama de las pensiones, con correciones o sin ellas, llegará en el momento de jubilar a los millennials y a los zennials, donde se une la dificultad de una buena cantidad para autónomos, con grandes diferencias con los asalariados.
Pese a las notables diferencias de ambos sistemas, todo indica que trabajaremos más, hasta más tarde y con peores prestaciones de jubilación, por lo que vale la pena tomar nota.