En los últimos años se han puesto muy de moda las cooperativas de autónomos, plataformas a través de las cuales los freelance pueden facturar sin necesidad de darse de alta en el RETA. Se trata de un modelo que ha surgido como respuesta a los elevados costes sociales y fiscales que tienen que asumir estos trabajadores mes tras mes y que, en ocasiones, han provocado el cierre del negocio o la quiebra de esa persona, especialmente en un contexto de crisis económica como el vivido en los últimos años.
El sistema es muy sencillo: el trabajador se registra como socio de la cooperativa pagando la inscripción y realizando un depósito de unos 80 euros (que se devuelve cuando el autónomo abandona la cooperativa) y, a partir de aquí, es la propia cooperativa quien emite la factura en nombre del trabajador, cobrando un 6% en gastos de gestión, un 2% de IRPF, un 10% de Impuesto de Sociedades y las cotizaciones correspondientes en el Régimen General.
Este modelo supone un gran beneficio para las tres partes: para el autónomo, porque se ahorra algunos costes administrativos (la Seguridad Social es sensiblemente inferior que la que tendría que pagar en el RETA), la cooperativa percibe unos honorarios por el trámite y la empresa cliente recibe su factura de igual forma que si se la estuviese emitiendo el autónomo.
Sin embargo, en palabras de los expertos, es un modelo que se encuentra al límite de la legalidad, pues el trabajador factura a través de la cooperativa como si fuese un asalariado de la misma, y no como un autónomo. Además, el alta en la Seguridad Social se realiza solo para emitir la factura, y no durante el tiempo en el que el trabajador haya realizado el trabajo. De hecho, muchas asociaciones creen que estas cooperativas pueden incentivar el fraude fiscal.
Estas quejas han llegado ya al Ministerio de Empleo, que ya ha puesto en marcha en marcha un plan para investigar la legalidad de estas cooperativas, estudiando si suponen un perjuicio real para la Seguridad Social y si ya se está produciendo de forma generalizada.
En cualquier caso, la raíz del problema no se encuentra en el uso fraudulento que los autónomos estén haciendo de este tipo de cooperativas. Antes al contrario, estas plataformas surgen para dar respuesta a una necesidad que la Seguridad Social no es capaz de solucionar: que el RETA supone un sobrecoste que, en muchas ocasiones, los autónomos no son capaces de asumir.
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