Unas de las cosas que me encanta de los sistemas Linux es poder disponer de varios escritorios. Se trata de una alternativa que puede ayudarnos mucho si somos de aquellos usuarios que normalmente trabajamos con multitarea, o falsa multitarea porque normalmente no hacemos dos cosas a la vez, o tal vez si. La multitarea si no sabemos gestionarla de forma adecuada nos puede volver menos eficientes, por eso vamos a ver como podemos sobrevivir a la multitarea utilizando varios escritorios.
Un ejemplo muy sencillo puede estar en una máquina virtual que podemos estar visualizando su comportamiento o instalando cualquier cosa en la mismas y mientras se ejecuta estar resolviendo cualquier otra cuestión. Seguro que muchos de vosotros pensáis que es tan sencillo como minimizar la ventana donde se ejecuta y asunto finalizado, pero en muchos casos nos molestará con avisos, etc. Es mejor desplazar esta tarea secundaria a un segundo escritorio donde no nos distraiga de la principal que estamos realizando y mientras tanto siga ejecutándose.
Lo mismo podemos decir de la conexión por ejemplo para dar soporte remoto a otro equipo o mediante Terminal Server donde podemos estar ejecutando una tarea que requiera cierto tiempo y mientras tanto en nuestro equipo estar gestionando el correo electrónico o cualquier otra cuestión similar. Una vez finalizada dicha tarea podemos acudir al segundo escritorio para ver como va el progreso de esta tarea.
De igual manera podemos desplazar a este segundo escritorio aplicaciones que queremos tener abiertas, pero no nos interesa que nos distraigan de la tarea principal que estamos ejecutando. Mover aplicaciones de un escritorio a otro o simplemente movernos nosotros resulta muy ágil y de esta manera nos evitamos tener la barra de tareas saturada con distintas aplicaciones y pasar de una a otra no es tan efectivo cuando las ventanas se multiplican.
Dependiendo de como trabajéis, si sois de los que utilizan muchos accesos directos puede ser recomendable tener dividido el área de trabajo incorporando algunos accesos directos a un escritorio y otros en el secundario de manera que los escritorios no queden saturados. Personalmente soy de los que prefieren los escritorios limpios, sin accesos directos a las aplicaciones, pero a veces me he encontrado algunos en los que casi no se ve el fondo de pantalla de la cantidad de accesos a aplicaciones, documentos, etc. creados.
Esta forma de trabajar en Linux viene de forma nativa en casi cualquier distribución, mientras que en Windows o Mac tenemos programas disponibles que nos facilitan la creación de los mismos. Cada organización debe considerar si para determinados trabajadores una utilización de múltiples escritorios mejoraría la productividad de los mismos ayudándoles a organizar mejor su trabajo diario.
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