Algunos profesionales, por las características de su puesto de trabajo, necesitan un coche de empresa, una herramienta que supone un importante gasto para las empresas, y que no en todos los casos se emplea con la diligencia que se necesita.
Así lo avala un estudio que ha realizado la empresa de sistemas de navegación TomTom, que indica que el 35% de los encuestados cuida mejor el coche propio que el de la empresa para la que trabaja. Y que adicionalmente, el 87% de estos, asegura que cuida mejor del coche de su propiedad por la necesidad de ahorrar en combustible y gastos de mantenimiento.
Pues bien, dicho esto, ¿qué sentido tendría 'maltratar' una herramienta de la empresa que nos da de comer? La verdad es que no tiene mucho sentido, porque aunque pensemos que no nos cuesta dinero, podemos acarrearle a nuestra empresa un sobrecoste que no hay que despreciar, máxime en una época como la actual, en la que el control de costes tiene aún más importancia.
Otros ejemplos que podemos encontrar, y sobre los que podríamos encontrar reflexiones parecidas, son el teléfono, los gastos de representación, o cualquier otro, respecto al que pensemos que la falta de mesura no tendrá ninguna consecuencia. Lo que debería incrementar la sensibilización de toda la plantilla al respecto, para evitar el tener que tomar decisiones drásticas como un control férreo de este tipo de medios materiales, que tanto daña la confianza.
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