Una de las cuestiones que más se han repetido a lo largo de los años es que el mejor antivirus es el que se encuentra detrás del teclado. No falta razón, el usuario es en último término tan responsable de la seguridad de la empresa como pueda serlo el informático. Los ataques, la pérdida de datos de las empresas o el secuestro de datos se deben tanto a errores técnicos como humanos.
En muchas empresas los empleados no quieren tener esta corresponsabilidad. Se considera que ellos no tienen por qué tener formación y conocer los peligros a los que están expuestos. De esta forma resultan muy fáciles de manipular a través de técnicas de ingeniería social para que hagan aquello que de forma consciente no harían.
Pero quizás los más peligrosos son aquellos que tratan su ordenador de empresa como si fuera el mismo de sus casas. Sin tener en cuenta que la información que contiene uno y otro son muy diferentes. Un fallo en el ordenador de nuestro hogar no deja de ser un fastidio. Un problema provocado en el ordenador de la oficina no solo nos afecta a nosotros, sino en muchas ocasiones a toda la empresa.
Los que sin muchos miramientos se instalan cualquier aplicación que creen necesitar, sin importar si tienen o no licencia para ello o los riesgos que supone para la empresa dejar determinados agujeros abiertos. Y esto no solo es un riesgo para el buen funcionamiento de las herramientas de la empresa, sino para sus datos.
Y lo peor de todo es que cuando se les facilita los formularios y anexos de protección de datos los firman sin apenas leer en muchos casos. Total no piensan cumplirlos. Al final el resultado es realmente frustrante, con una seguridad en la empresa de cara a la galería, pero donde luego cada uno hace y deshace casi a su antojo. Hasta que un día llega un susto y luego investiga a ver por donde ha entrado ese malware que ha dejado el correo sin funcionar o que ha cifrado todos los datos de la empresa.
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Imagen | Nguyen Nguyen