En mi anterior artículo mencionaba la necesidad de evitar en la medida de lo posible la vía judicial en la resolución de conflictos, en este quiero aportar una estrategia en el caso concreto de que seamos despedidos por nuestra empresa y también un aviso a navegantes, un aviso a empresas para que sepan cómo reaccionar si se les plantea la estrategia que aquí expondré.
Esta estrategia a riesgo de parecer bastante radical y poco ortodoxa, se me ha demostrado en los años que llevo realizando gestiones y asesoramiento de este tipo como una herramienta eficaz. Una herramienta que aquí la expondré desde el punto de vista del trabajador que es despedido y se enfrenta a la empresa pero que también debe de ser leída como antídoto a ese tipo de estrategia del trabajador.
Lo primero, decir que hemos de perder el miedo al conflicto y de entender la gestión del conflicto como una partida en el que cada uno juega sus cartas en pos de un objetivo y que hemos de valernos de todos los mecanismos (ajustados a derecho) posibles para ganar la partida. Cuando termine la partida podremos ser o no amigos, pero en la partida competimos, competimos para ganar.
Y probablemente el principal error que comete el trabajador despedido (como en otros ámbitos el moroso,…) es situarse el mismo en un plano inferior a la otra parte, ir con miedo, pensar que la otra parte es más fuerte, ceder a sus estrategias, presiones, medias verdades o amenazas, y nada de ello es así, normalmente el que más ladra es el que más miedo tiene, el que más tiene a perder, ante ladridos, amenazas y presiones nuestra respuesta tiene que ser firme, “en lugar de ladrar vaya al juzgado, denúncieme y que el juez resuelva”.
Una vez expuesto esto, el consejo básico y práctico, es mirar de cara y sin miedo, ejercer toda la presión posible, si nos despiden y lo que nos ofrecen no nos convence, no firmar en ningún caso, o como mucho firmar con un “No conforme” para después tener oportunidades de pelear, pues si porque nos meten miedo firmamos posteriormente careceremos casi de opciones de vencer.
Pero si no hemos firmado, no nos engañemos más tiene a perder la empresa, en general y nos hemos de apoyar en ello un juzgado de lo social siempre tiende a apoyar más al trabajador que al empresario o aun y no siendo así la empresa siempre corre el riesgo de perder y luego tener que pagar más, mucho más, la empresa lo sabe, nosotros lo sabemos, pues utilicémoslo.
Pero la partida no acabara en decirle a la empresa que iremos a conciliación o al juzgado, esos son tramites que deberemos hacer, pero por norma general la empresa como he dicho no estará interesada en llegar a ese extremo, se avendrá a negociar,¡¡solo si nos ven firmes!!!
Solo si nos ven firmes y con posibilidades de respuesta, utilicemos (siempre de forma estrictamente legal) toda la información que dispongamos para ejercer presión, mostrémonos impasibles ante sus explicaciones, sin ansias por llegar a un acuerdo, mostrémonos con la actitud clave que nos llevara al éxito, con la actitud de que a nosotros nos da igual llegar a juicio, mejor, más ganaremos, mas perderá la empresa. Esa es la actitud de éxito.
En Pymes y autónomos | El regateo en la indemnización por despido improcedente
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