El turismo español ha cerrado el mejor verano de la década. Según la Encuesta de Coyuntura Turística Hotelera del INE, los hoteles registraron en septiembre un aumento del 6,3 % en los ingresos por habitación y una ocupación media del 74 %, niveles que superan los alcanzados antes de la pandemia.
La recuperación del sector, impulsada por la demanda internacional y el gasto medio récord de los visitantes, ha tenido un efecto arrastre directo sobre miles de pymes y autónomos dedicados al alojamiento, la restauración, el transporte o los servicios auxiliares.
Un verano histórico para los hoteles
Los datos del INE y el informe de Exceltur sobre el balance turístico de verano de 2025 confirman que la rentabilidad hotelera alcanza máximos históricos. El gasto medio por turista internacional superó los 1.350 euros, un 8 % más que el año anterior, y las pernoctaciones crecieron por encima del 3 %.
El auge de los mercados emisores tradicionales —Reino Unido, Francia y Alemania— y la recuperación del turismo urbano han devuelto los niveles de ocupación a cifras récord.
El Banco de España, en su último Boletín Económico, atribuye parte del repunte a la moderación de la inflación energética y a la estabilidad del empleo, que han mejorado el poder adquisitivo de los hogares europeos.
Por qué crecen los ingresos
Según los datos actuales, las empresas hoteleras han consolidado una estrategia de ajuste de precios y mejora de gestión gracias a la digitalización. La reserva directa y la optimización de canales online han permitido incrementar precios sin perder demanda, mientras que la inversión en sostenibilidad y calidad de servicio han impulsado la fidelización de clientes.
Además, 2025 ha sido el año de la normalización del turismo de negocios y de los grandes eventos, lo que ha contribuido al crecimiento de los ingresos por habitación disponible (RevPAR) en prácticamente todas las comunidades autónomas. En este sentido, Baleares y Canarias a la cabeza representan aumentos superiores al 10 % interanual.
Asimismo, el auge del sector hotelero tiene un impacto directo en las pymes: empresas de limpieza, lavandería industrial, mantenimiento, reformas, transporte y catering han visto aumentar la demanda durante la temporada alta.
Según Hostelería de España, el empleo en bares y restaurantes creció un 5,7 % interanual en verano, con más de 1,4 millones de trabajadores afiliados a la Seguridad Social, una cifra récord. También se han reactivado los servicios de marketing digital, excursiones y actividades locales, impulsando a muchos autónomos que dependen del turismo.
La Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT) señala que la rentabilidad no se limita a los grandes grupos: los pequeños alojamientos rurales y urbanos también han incrementado ocupación y precio medio gracias a la recuperación del turismo interior.
Retos pendientes
El buen momento llega acompañado de varios desafíos. Las asociaciones empresariales alertan del aumento de los costes laborales y de la escasez de personal cualificado, especialmente en hostelería y limpieza.
De igual modo, preocupa la presión del mercado de la vivienda turística, que encarece los alquileres para trabajadores en zonas costeras, y la falta de políticas de vivienda asequible para mantener al personal de temporada. Un tema peliagudo en gran parte de las zonas turísticas españolas.
Por otro lado, las pymes del sector reclaman mayor claridad regulatoria: tasas turísticas, licencias, normativas medioambientales o exigencias de sostenibilidad varían entre comunidades y dificultan la planificación a medio plazo.
Con el turismo aportando ya más del 12 % del PIB español, 2025 se consolida como el año de la recuperación plena del sector. Las previsiones de Exceltur apuntan a que el próximo ejercicio mantendrá un crecimiento del 4 % en el volumen de negocio turístico, aunque con márgenes más ajustados por el aumento de costes.
Según el Banco de España, el objetivo actual es mantener la rentabilidad y mejorar la productividad de un sector muy dependiente de factores estacionales. En este sentido, el reto para las pequeñas empresas y los autónomos pasa por invertir en digitalización y formación, dos claves que determinarán quién aprovecha de verdad el impulso del mejor verano turístico en los próximos años.
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