El 25 % de los autónomos no tienen ni un día libre al año. Y 1 de cada 3 no se irá de vacaciones

El 25 De Los Autonomos No Tienen Ni Un Dia Libre Al Ano Y 1 De Cada 3 No Se Ira De Vacaciones
Sin comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail
javier-ruiz

Javier Ruiz

Cuando la mayoría de los trabajadores ya piensa en hacer la maleta y descansar durante unas semanitas de todo el ajetreo laboral, una parte del tejido productivo sabe que su verano no va a ser tan sencillo…

Según datos recientes, uno de cada tres autónomos no se tomará vacaciones este verano, y un 25 % asegura que no descansará ni un solo día en todo 2025. Son cifras preocupantes, que confirman una realidad repetida: para autónomos, el descanso pocas veces es una opción real.

1 de cada 3, sin vacaciones

El dato no es aislado. El 19 % de los autónomos no descansó ni un solo día en 2023, y el 40 % tuvo vacaciones de menos de una semana. La tendencia se mantiene en 2024, pese a la recuperación económica y a los discursos sobre conciliación o bienestar laboral.

Las causas están claras: uno de cada dos autónomos afirma que no puede asumir el coste económico de parar, ya sea por la falta de ingresos o por el miedo a perder clientes; el 37 %, además, apunta a que no tiene quién le cubra durante esos días, especialmente cuando se trata de negocios unipersonales.

El problema todavía es más grave en sectores donde los márgenes suelen ser ajustados o las jornadas largas: comercio, restauración y servicios técnicos, llevan años sin cerrar por completo. Un 12 % reconoce que no ha descansado ni una semana en los últimos tres años.

Todo ello, tiene consecuencias obvias para la salud. Trabajar sin descanso, la exposición continua a episodios de estrés, presión económica y agotamiento físico se traduce, a menudo, en ansiedad, fatiga y burnout.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha vinculado este tipo de jornadas laborales con mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Además, incluso la posibilidad de descansar durante algunos días o semanas, no es suficiente para muchos perfiles de trabajadores por cuenta propia, que ven cómo rápidamente desaparecen los efectos positivos (se calcula en dos o tres semanas) si no van acompañadas de cambios estructurales en el ritmo laboral.

Desconexión, sin bajar la persiana

Para muchos autónomos, la desconexión total es inviable. Pero existen estrategias realistas: planificar descansos cortos en momentos de baja carga de trabajo, apoyarse en colaboradores puntuales, automatizar tareas rutinarias o al menos garantizar fines de semana de calidad.

Algunos profesionales han comenzado a integrar microdescansos a lo largo del año, incorporando pequeños espacios de desconexión que permiten recuperar energía sin dejar del todo la actividad. No es una solución mágica, pero puede marcar la diferencia.

Además, incluso quienes logran descansar lo hacen de forma parcial: menos de 15 días, con el negocio en marcha o sin desconexión real. Las vacaciones se concentran sobre todo en agosto, pero muchos no cierran del todo ni logran desconectar del trabajo. Las diferencias con los asalariados, en este terreno, no dejan de crecer.

La falta de vacaciones entre autónomos no es una anécdota: es un problema estructural. La necesidad de seguir facturando, la ausencia de cobertura por descanso y la inercia del “si yo no lo hago, nadie lo hace” consolidan un modelo de autoexplotación difícil de sostener.

Invertir en descanso no es un capricho: es una forma de proteger la salud, prevenir errores, mejorar el rendimiento a medio plazo y hacer viable un proyecto a largo plazo.

Pese a los cientos de artículos similares que irán apareciendo estos días, la pregunta es evidente: sé que tengo que parar, pero ¿cómo lo hago? Por desgracia, no tenemos respuesta. Quizá lo primero sea reconocer que, si no la hay, puede que no sea un problema individual… sino estructural.

Inicio