El otro día tropecé con una canción del grupo Gabinete Caligari: "No hay como el calor del amor en un bar". El documento valía su peso en oro. El videoclip reflejaba a la perfección ese tipo de bar tan español del siglo pasado, donde lo que se ha pedido tarda en llegar, el camarero que no da a basto con tantas mesas a la que atender y sortea a las gentes con una habilidad circense. Evidentemente, tanto los bares como los restaurantes han ido evolucionando y muchos de los tópicos que les acompañaban han desaparecido también.
De hecho, como tantos negocios, algunos han decidido aliarse con las nuevas tecnologías para que tanto la productividad como el servicio al cliente sea de lo más eficiente. Una pregunta ¿Alguna vez os habéis planteado de qué está hecho ese plato que tan gustosamente estáis saboreando? En la actualidad es posible. Phood.me es una opción para los restaurantes y bares del siglo XXI.
Emprender no conoce límites. Siempre he pensado que la creatividad sería la salvación de este país. Tanto para afrontar esta negatividad que soportamos en el ambiente en forma de noticias, desempleo y demás. La creatividad te invita a pensar, a ver las cosas desde otra perspectiva. Sabemos que es difícil poner en marcha un proyecto, pero ¿y si nuestra idea resulta de utilidad para un bar o un restaurante? Todo se puede mejorar.
Moderno es igual a sencillo
Supongo que para el dueño de un restaurante o bar, el hecho de introducir las tabletas o un smartphone puede ser un tanto peculiar, pero si de lo que se trata es de acelerar el trabajo, informar a los clientes o hasta variar los menús diarios sin esfuerzo, al menos puede resultar curioso.
Sobre todo porque a través de estos soportes, el cliente accede a una carta digital en la que puede ver el plato que va a pedir, conocer los ingredientes al detalle, su origen, si es apto para alérgicos, vegetarianos o personas con una dieta determinada. También puede saber qué vino va bien con su elección o qué nos recomienda el chef.
Un ejemplo para agilizar los pedidos esta empresa lo ha encontrado en que éstos van del dispositivo del cliente a la cocina y a la caja, lo que permite a los locales mejorar su servicio y sobre todo el tiempo de espera para nosotros, que se reduce. Y si alguna vez has trabajado como camarero, o lo eres en estos momentos, con esta ayuda los paseos son más cortos y se gana tiempo, además de que las comandas no se pierden por el camino y lo más importante: al hacer la caja las cuentas cuadran.
A mí me parece interesante, sobre todo cuando en nuestro país el sector servicio y sobre todo la hostelería están en el puesto número uno en cuanto a oferta y demanda. En zonas donde se vive del turismo y los clientes son cada vez más exigentes, creo que encontrar un bar o un restaurante con ese toque de modernidad y de estar acorde con los tiempos supondrá un valor añadido.
Una vez más, un joven emprendedor
Ya he hablado en otras ocasiones de que no hay edad para emprender puesto que el mismo hecho en sí existe desde que el mundo es mundo, y tener una buena idea no está reñido con una cifra que aparezca en nuestro DNI. Gonzalo Marcos, un Ingeniero de Telecomunicación de 28 años es el responsable de fusionar un buen plato con un teléfono inteligente.
Mi obsesión desde hace unos años son las pantallas. Cualquier pantalla es un espacio para expresar lo que uno quiere y en el 90% de las ocasiones no lo aprovechamos, confiesa
Ya que esta nueva idea se ha implementado con éxito en Argentina y se encuentra en fase de prueba en Perú y Estados Unidos, veremos qué sucede con un país como el nuestro con tanta tradición en la apertura de bares y restaurantes. A mí lo que me viene a la cabeza es la palabra comodidad, y si resulta que se puede aplicar tanto al dueño del bar como a nosotros como clientes parece una buena idea.
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