Ni remoto completo, ni presencial total: el modelo de teletrabajo híbrido con días de oficina y otros fuera, explicado
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Ni remoto completo, ni presencial total: el modelo de teletrabajo híbrido con días de oficina y otros fuera, explicado

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En muchas organizaciones se está empezando a asumir el teletrabajo como una alternativa más, fundamentalmente como una fórmula para flexibilizar la jornada laboral y facilitar la conciliación. Una fórmula con la que todos ganan, empresa y trabajador. Se trata de un modelo que no es ni remoto completo, ni presencial total: el modelo de teletrabajo híbrido con días de oficina y otros fuera.

Va a ganar la empresa porque va a tener a un empleado más satisfecho, con la flexibilidad del modelo híbrido, que permite trabajar desde casa como una alternativa más, aunque no sean todas las horas o todos los días. Y gana el empleado porque le ayuda a resolver muchos de sus problemas en el día a día que generan estrés y no le permiten estar precisamente concentrado en sus tareas.

El teletrabajo híbrido, la solución perfecta para las empresas

Hay dos condicionantes que frenan a muchas compañías a la hora de adoptar el teletrabajo. El primero es que a partir de un 30% de horas de la jornada trabajando desde casa la ley del teletrabajo obliga a compensar a los empleados según se haya negociado en el convenio colectivo.

Esto puede suponer la obligación de pagar costes eléctricos, de conexión a Internet o dotar al empleado de los medios técnicos, portátil, pantalla, etc. y materiales, silla o reposapiés, para que desarrolle su trabajo en casa en las condiciones correctas.  Por lo tanto hablamos de un modelo híbrido donde se trabajaría desde casa algo menos de un tercio de las horas.

El segundo condicionante que frena la extensión del teletrabajo en aquellas organizaciones donde es fácil ponerlo en marcha es la desconexión entre los equipos de trabajo. Estar todo el tiempo fuera de la oficina al final crea una desafección, el empleado no está tan comprometido con su organización, no siente esos vínculos tan fuertes que se crean con el contacto diario.

Esto no ocurre con un modelo de teletrabajo híbrido, donde el empleado va a desarrollar la mayor parte de su tiempo en la oficina, pero tiene la oportunidad de trabajar desde casa si las circunstancias lo requieren. No se producen distanciamientos ni se rompen los vínculos emocionales con el resto de la plantilla.

Tampoco existen tantas dificultades a la hora de comunicarnos con el resto del equipo. Hay comunicaciones que se pueden realizar de la manera habitual, correo, mensajería instantánea o llamadas y otras que vamos a hacer presencialmente cuando estamos en la oficina.

¿Qué ventajas tiene implantar un modelo híbrido de teletrabajo?

El principal reto que tiene la empresa es facilitar un método seguro de conexión y trabajo a las herramientas corporativas desde fuera de la oficina, fundamentalmente a través de una VPN o trabajando un modelo de gestión y herramientas que estén en la nube, donde no importa si nos conectamos desde la oficina o desde cualquier otro lugar, que el acceso siempre está disponible.

Una vez resuelta esta cuestión empezamos a ver los beneficios de este modelo de trabajo que genera mucha más flexibilidad a la hora de realizar nuestras tareas como empleados y permite resolver de forma mucho más sencilla los inconvenientes que pueden surgir en el día a día.


Empresa y empleados tienen que ser corresponsables para que el modelo híbrido de teletrabajo funcione bien

En un momento como el actual, donde la ola de contagios de coronavirus vuelve a subir, donde podemos vernos obligados a realizar cuarentenas, o tenemos hijos que no pueden acudir al colegio, es fácil mantenerse activos si podemos trabajar desde casa.

Pero también en muchos casos va a suponer una oportunidad para no tener que trabajar un par de tardes a la semana desde la oficina y hacerlo en casa, o poder estar en casa si tenemos que solucionar algo personal, como alguna reparación, revisión, etc. que nos tienen que realizar.

Todo esto nos permite trabajar más concentrado en nuestras tareas, mejorando la productividad, ya que problemas del día a día podemos resolverlos más fácilmente y no nos los llevamos a nuestro puesto de trabajo.

Un ahorro de tiempo y menos estrés

También puede ser una buena solución para evitar tiempos de desplazamiento, si, por ejemplo, las horas puntas de la jornada las iniciamos desde casa, evitando de esta forma atascos, estrés generado por el tráfico, y sobre todo, ahorrando mucho tiempo especialmente en las grandes ciudades.

A su vez, si tenemos la oportunidad de trabajar un par de mañanas o de tardes a la semana, una serie de días desde casa, son menos gastos en desplazamientos, sobre todo si utilizamos nuestro vehículo privado o en comidas fuera de nuestro hogar.

Estas mejores condiciones laborales harán que nuestras ofertas de trabajo resulten más atractivas para las nuevas incorporaciones y, en definitiva, con el mismo salario, podemos captar más talento. También mejora el ambiente laboral, el empleado se siente cuidado por su compañía y esto acaba por reforzar el compromiso entre trabajador y empresa.

El control del empleado y un mayor esfuerzo en coordinación

A pesar de todas estas ventajas donde tanto la empresa como el empleado salen ganando quedan un par de cuestiones por resolver que a muchas empresas les frenan en la implantación de un modelo de teletrabajo híbrido, el control del empleado y un esfuerzo mayor en coordinación de equipos.

Con un sector importante de empresas donde hasta hace bien poco, algunas todavía lo practican, el presentismo era la principal fórmula de control, es complicado que el jefe o responsable levante la cabeza para preguntar algo a un departamento y la persona esté en casa. Para que estos modelos híbridos funcionen bien la empresa necesita herramientas de comunicación adecuadas, más allá de la conversación cara a cara.

También mecanismos de evaluación de competencias que vayan más allá de las horas que se pasan delante de la pantalla. Se trata de medir más tareas que tiempo, más cómo se gestiona que el tiempo de disponibilidad. Y sobre todo comprobar que cuando se ha trabajado en casa el trabajo ha quedado resuelto.

Pero sobre todo a muchas no les seduce la opción de tener que realizar un esfuerzo organizativo mucho mayor. No todo el mundo va a estar trabajando en la oficina a la vez. Y todos los departamentos tienen que estar cubiertos. No se puede ir todo el mundo a trabajar a casa a la vez. Esto exige que haya un esfuerzo de coordinación mucho mejor que el que se tiene que realizar cuando todo el mundo trabaja desde la oficina.

Como todos los procesos de cambio llevará un tiempo. 2020 puso a prueba a muchas empresas no solo en el aspecto económico. Levantarse un día y organizar que todo el mundo trabajara desde casa no fue fácil. Se sacaron muchas lecciones positivas. Ahora es el momento de aprovechar todo este aprendizaje para sacar rentabilidad en las empresas.

Imagen | Vlada Karpovich en Pexels

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