Ya hace bastantes años que se comenzó a hablar del BYOD, Bring Your Own Device, como una fórmula en la que se facilitaba al empleado trabajar con el dispositivo con el que se sintiera más cómodo y a la vez fuese más productivo. Pero tal vez era demasiado pronto. Y quizás ahora el BYOD tiene más sentido que nunca en la empresa actual.
Por un lado porque parte del éxito del BYOD, poder trabajar con el sistema operativo, máquina, móvil, tablet o portátil que nosotros deseemos es más sencillo cuando se trabaja en la nube. Y muchas empresas han empezado a transformarse, de pasar a estar apegados a la silla en la oficina, a teletrabajar a la fuerza y un entorno híbrido posteriormente. Todo es mucho más abierto.
Otra de los puntos débiles del BYOD era la seguridad y administración. Pero hoy en día el control lo podemos ejercer también desde la nube. Muchas empresas ya adoptan y crean sus políticas para usuarios en Azure, haciendo que no importa donde estés, simplemente con conectarte con determinada cuenta te doy acceso a los recursos o no.
Igualmente el control de la información de los datos es mucho más maduro. La información está en discos duros virtuales, Dropbox, Google Drive, OneDrive, con cuentas corporativas que se administran y llegado el momento, nos revocan el acceso y en nuestro equipo personal no queda nada.
A la vez supone un aliciente para muchos empleados poder elegir su dispositivo. Porque no se trata de que sea el trabajador el que lo aporta, que también se puede consensuar, sino que llegada la hora de la necesaria renovación, es la propia empresa la que compra un dispositivo que el trabajador ya utiliza también para su vida personal.
La curva de aprendizaje es más corta. Además aumenta el grado de satisfacción del empleado. Se trata de uno pequeños gestos que los empleados valoran positivamente a la hora de ingresar en una empresa.
Por último supone una mejora en la imagen de la empresa, ya que sus empleados están más satisfechos, los dispositivos suelen ser más modernos y potentes o se cuidan más al sentirlos como propios. Porque hace ya tiempo que la empresa no suele ser puntera en teléfonos u ordenadores que facilita a empleados y son estos los que suelen contar con mejores terminales.