No me llames freelance, llámame jornalero, bolero o pistolero

No me llames freelance, llámame jornalero, bolero o pistolero
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Es muy bonito el nombre de freelance. Se imagina uno a un trabajador que acepta los trabajos que le apetecen. Que es libre de decidir si trabaja hoy o se va a la playa a hacer surf. Lo cierto es que todos sabemos que la realidad es otra. No se puede decir que no, simplemente porque no se tienen tantos ingresos como para desistir de determinadas ofertas. De esta forma no es ya un freelance, sino más bien un jornalero, un bolero o un pistolero.

Me refiero con esto a que no es muy diferente a otros trabajadores, que son contratados por días, que hacen solo unos pocos bolos al año o están esperando al margen de una carretera que alguien llegue para llevárselos a trabajar a una obra, al campo o donde se necesite esta mano de obra.

Claro que el freelance puede tener unas condiciones menos penosas, pero no deja de ser el mismo sistema. Si al final estás esperando con tu bicicleta en una zona para ir a recoger un pedido, en tu coche a que Uber te mande un cliente o en una plataforma de crowdsourcing pujando por hacernos con trabajos, el resultado es el mismo.

En pocas ocasiones se puede elegir. Incluso se da la paradoja que se aceptan trabajos que sabemos que van a salir mal. Clientes que sabes que tienes muchos números para que no lleguen a pagarte, bajando precios por nuestros servicios o aumentando el número de horas que dedicamos a un proyecto. Y todo esto tratando de que sigan llamándonos en el futuro.

Está muy bien el ideal de trabajar por proyectos, pero la realidad es otra. Especialmente si contamos con un mediador que es dominante en el mercado. Y esto teniendo en cuenta que hay mucha gente que está dispuesta a trabajar casi gratis por ganarse un extra, especialmente en entornos de escasez. El autónomo vive de bolo en bolo intentando llegar a fin de mes.

Nada nuevo para el autónomo. Pero cuando se lo planteas a un empleado que ha trabajado siempre por cuenta ajena se le pueden poner los pelos de punta. Si en lugar de estar contratado por la empresa, su futuro pasa por trabajar para varias, lo cierto es que la cosa cambia bastante. Y al final supone una pérdida de derechos y una precarización del trabajo.

En Pymes y Autónomos | Trabajar como freelance o en la gig economy, ¿el futuro que nos espera será precario?

Imagen | Derks24

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