La fiesta del cine: cuando bajar el precio sí es la solución

La fiesta del cine: cuando bajar el precio sí es la solución
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Pocas veces ha habido una evidencia tan clara de la relación causa efecto como lo que está ocurriendo estos días con la industria del cine. Si este mismo mes, la directora general del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), Susana de la Sierra, no ocultaba su preocupación ante la situación crítica del cine español, el día de ayer se cambiaron drásticamente las tornas, quintuplicándose la asistencia y triplicándose la recaudación.

Podríamos pensar que tal afluencia de público ha sido debida al estreno de una película con unos efectos visuales nunca vistos o un guión totalmente innovador. Sin embargo, nada eso ha ocurrido, al menos que sepamos. El único truco con respecto al Lunes pasado ha sido la rebaja en el precio de las entradas. Ni más, ni menos.

Los datos hablan por sí solos: de 60.000 entradas vendidas en un Lunes normal a 335.000, es decir 5,5 veces más. Seis mil espectadores más el lunes que el domingo, cuando lo normal es que el Domingo suponga el 25% de la recaudación semanal y un Lunes tan solo el 7%, según datos de Rentrak.

Unos resultados que, teniendo en cuenta la situación tan deprimida que vive la industria del cine en estos momentos, en la que el aumento del IVA ha arrasado como un tsunami en las ventas de las entradas del cine y del teatro, tienen que hacer reflexionar a los máximos mandatarios de las compañías cinematográficas. ¿Cuáles son los problemas del cine? ¿La piratería, el aumento de impuestos o simple y llanamente, que el precio de las entradas de cine es demasiado caro?

Una situación que bien podría extrapolarse a cualquier sector y empresa. La demanda de nuestro producto tiene mucho que ver (en ocasiones, casi exclusivamente) con el precio del producto. De hecho, las ventas del producto aumentarán siempre (y recalco la palabra siempre), después de bajar el precio del producto o servicio y este aumento en las ventas será tanto más elevado cuanto mayor sea su elasticidad precio. Y, por lo general, los productos con una demanda más elástica son los más prescindibles.

Ahora bien, una cosa es decirlo y otra cosa es llevarlo a la práctica. Toda empresa tiene sus costes, y si los ingresos no llegan a cubrir, al menos, los costes fijos, lo mejor es que cerremos nuestra empresa, ya que, de lo contrario, lo mejor es que nos sentemos en un sofá a ver la televisión puesto que, de esta manera, al menos no estaremos perdiendo dinero. Bajar el precio no siempre es la mejor opción, pero quizá sí la solución en muchas ocasiones. Y en este caso, el ejemplo del cine es paradigmático.

En Pymes y Autónomos | Un teatro elude pagar el 21% de IVA vendiendo zanahorias en vez de entradas Imagen | Chapuisat

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