En serio hay que reinventar los mercados, convertirlos en digitales y hacerlo bien

En serio hay que reinventar los mercados, convertirlos en digitales y hacerlo bien
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La digitalización de los pequeños negocios y los comercios locales es una de las tareas pendientes. Y ahora parece que se dan todas las condiciones para ponerlo en marcha. Y sería una pena desperdiciar la oportunidad. Porque posiblemente no haya otra como esta. En serio, hay que reinventar los mercados, convertirlos en digitales y hacerlo bien. No se trata solo de poner muchos productos de diferentes tiendas en una plataforma online para que los clientes los puedan comprar.

En primer lugar se tienen que dar las condiciones de mercado, de proximidad, esta alternativa que resulte atractiva para los clientes de toda la vida, en muchos casos que no son precisamente digitales, pero también para otros acostumbrados ya a comprar a través de grandes plataformas. Y para eso la logística tendría que ser fundamental. Hay que tener en cuenta que hablamos de que se compite con la entrega en una hora en las grandes ciudades de los gigantes de Internet, pero también de otros del comercio tradicional como puede ser El Corte Inglés y que cuentan con la confianza de muchos de estos clientes.

Lo tenemos todo para que salga bien, pero...

¿Cuál debería ser el aspecto diferencial de estas tiendas de barrio unidas en un marketplace? En primer lugar tener la confianza de sus vecinos. Lo primero es que nos conozcan, que se promocione y se fomenten los pedidos a través de Internet para que valoren si es más cómodo que desplazarse a la tienda o no. Si ya somos clientes de esta tienda, incluir opciones de fidelización, que permitan repetir. Si compramos cada semana en la frutería, que podamos recuperar y hacer recurrente nuestro pedido de furtas y verduras, pero también que no se pierda el efecto proximidad.

Nadie conoce tan bien a sus clientes como el comerciante local, que hasta se sabe su vida y milagros

Tu frutero sabe cómo te gustan determinados tipos de productos, algo que si compramos en un gran supermercado no nos pueden personalizar el pedido. Sabe si queremos los plátanos más maduros o más verdes, qué calidad de producto nos llevamos o cómo nos gustan los tomates para el gazpacho. Este es el nivel de detalle que no puede perder el comercio local cuando vende por Internet.

Más todavía, las entregas tienen que ser más flexibles y cómodas que el proceso de venta en grandes plataformas. Es comercio local, de barrio o de proximidad. Tendría que ser mucho más fácil entregar el producto a la hora que mejor le venga al cliente, darle opción a que recoja en tienda a diferentes horas, aprovechando un horario comercial extenso. En este sentido tienen ventaja competitiva frente a los gigantes de Internet, pero en la mayoría de ocasiones no se aprovecha.

Tengo la sensación de que ahora que parece que se están dando todas las condiciones, interés por comercios, por clientes e incluso por ayuntamientos y financiación europea, existe una tendencia a montarlo de cualquier manera, de forma que los marketplaces parecen las nuevas páginas web que muchos comercios pusieron hace años en marcha porque era lo que todo el mundo les decía que tenían que hacer. Y ya sabemos como acabó aquello.

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