Cuando hablamos de ventas, y aún más si cabe en la coyuntura actual, casi siempre tendemos a pensar que cuanto más vendamos, mejor para nuestro negocio. Pero hemos de tener cuidado con este tipo de afirmaciones, porque en algunas ocasiones podemos correr grandes riesgos, como los que se derivan del riesgo reputacional de clientes.
Por poner un ejemplo reciente, pensemos en los dos hoteles madrileños que han decidido cancelar dos actos de homenaje a Hitler en sus salones, eligiendo dejar de ganar algo de dinero en lugar de ser señalados por sus potenciales clientes como tolerantes con las ideas que llevaron a Europa a su mayor crisis.
Porque una cosa es que nuestro negocio tenga las puertas abiertas para todo el mundo, sin hacer distinciones, y otra muy distinta admitir a cualquier cliente o envento, ya que existen cuestiones que por su especial sensibilidad o el daño que pueden realizar a otros clientes debemos evitar.
Si no gestionamos bien este tipo de situaciones pueden provocar una caída estrepitosa de las ventas, e incluso condenar a nuestro negocio hacia la más dura de las ruinas. Por lo que debemos de tener especial cuidado en qué tipo de clientes atendemos, porque además de fijarse en el servicio que podemos prestar, en muchas ocasiones nuestros clientes toman sus decisiones de compra en base a la imagen o al tipo de clientes con los que se trata en un determinado negocio.
En Pymes y Autónomos | La reputación, el valor más costoso
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