Por qué el registro horario no acabará con las horas extras no pagadas

Por qué el registro horario no acabará con las horas extras no pagadas
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La obligación para las empresas de llevar un registro horario recientemente aprobado por el Gobierno supone un intento, entre otras cosas, de que la jornada real se asimile lo máximo posible con la jornada contratada. Sin embargo es muy complicado que el registro horario acabe con las horas extras no pagadas.

Vamos a ponernos en el peor de los casos, en el que una empresa contrata trabajadores a tiempo parcial, pero realizan una jornada completa o incluso horas por encima de las 40 semanales. Aquí se pueden dar dos circunstancias, que los empleados cobren las horas que exceden su contrato en B o que por miedo a perder su trabajo las realicen gratis.

Tanto en el primero como en el segundo, no tendrán ningún problema de firmar su hoja de horas o registrar su jornada con las que constan oficialmente en su contrato, quedando las segundas sin constar. El mayor inconveniente es que una inspección de trabajo por sorpresa descubra trabajadores que han finalizado la jornada y siguen en su puesto de trabajo o tienen registros de jornada manipulados.

En estos casos podrían incurrir en una sanción, pero dado que estas suponen entre 626 y 6.250 euros, y no se acumulan por trabajador, el ahorro simplemente en Seguridad Social para las empresas será superior a la posibilidad de la multa. Si les reclaman que se pongan al día pagando las cotizaciones de los empleados del último año ya es otra cuestión. Con estas cuestiones muchos van a seguir igual.

La única posibilidad de acabar con este sistema es la denuncia de los trabajadores ante la Inspección, que se puede realizar de forma anónima. Pero esto tiene un inconveniente, si el empleado participa del fraude cobrando horas en B no le interesa denunciar. Si tiene miedo de perder su trabajo, posiblemente tampoco lo hará.

Donde si puede mermar la cantidad de horas que se hacen es en las empresas donde prima el presentismo. En estos casos se impondrá un cambio de mentalidad, donde nadie quiere que los trabajadores se queden hasta que se vaya el jefe. En estos casos se empezará a implantar un cultura diferente, para que todo el mundo salga a su hora y las tareas se acaben en el tiempo estipulado.

Imagen | rawpixel

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