La digitalización fiscal avanza en España, y su próximo gran paso ya tiene nombre: VeriFactu, como se conoce el nuevo sistema de facturación electrónica, impulsado por la Agencia Tributaria.
Su aplicación marcará un antes y un después para miles de autónomos, si bien la factura electrónica todavía no es de obligado cumplimiento para todos, hay quienes ya han dado este paso, que también implica un compromiso que no tiene marcha atrás.
Qué es VeriFactu
A diferencia de lo que muchos creen, utilizar un programa para hacer facturas no es lo mismo que estar dentro del sistema VeriFactu.
La diferencia clave es que, en este nuevo modelo, cada factura se envía directamente a Hacienda de forma automática y en tiempo real, incorporando un código QR y un hash (una huella digital) que permite su trazabilidad.
El calendario es claro: quienes empiecen a emitir facturas con software adaptado desde julio de 2025 deberán mantener el envío durante todo el ejercicio fiscal. En pocas palabras, si comienzas, no puedes parar a mitad de año.
Esta condición ha sido confirmada recientemente por la Agencia Tributaria, lo que ha generado dudas entre muchos autónomos que habían interpretado el sistema como opcional o flexible.
El objetivo declarado es luchar contra el fraude fiscal y mejorar la transparencia. Sin embargo, la realidad es que el sistema incrementa el nivel de control sobre los ingresos y reduce el margen de maniobra para corregir errores o aplicar criterios más laxos.
Para los autónomos más pequeños o con menos competencias digitales, esta transición puede suponer un reto considerable. Hoy, buena parte de los autónomos ya trabajan con software de facturación, pero no todos los programas están adaptados a VeriFactu.
Obligaciones y escasa flexibilidad
No basta con un Excel o un PDF generados manualmente. Hacienda exige un software homologado que cumpla con los requisitos técnicos y que sea capaz de emitir facturas con todos los elementos requeridos. Además, una vez que se empieza a usar el sistema, su uso debe mantenerse de forma continuada hasta final de año, incluso si se detectan fallos o problemas operativos.
Más allá del plano técnico, el nuevo sistema también plantea cuestiones económicas y organizativas. En este sentido, por ejemplo, ¿qué ocurre con quienes emiten pocas facturas al año o con aquellos profesionales que no cuentan con asesoría fiscal constante?
¿Cuándo nos toca a todos?
También se ha planteado si el sistema penaliza, indirectamente, a quienes deciden digitalizarse antes de que sea obligatorio. En cualquier caso, la Agencia Tributaria ya ha anticipado que la obligatoriedad será generalizada a partir de julio de 2026, salvo cambios legislativos.
De este modo, en julio de 2025 empezará a ser obligatorio para quienes empiecen a emitir facturas con software adaptado, mientras que se permite prórroga hasta julio de 2026 para el resto de autónomos y pymes
El sistema puede ofrecer beneficios, como una mayor agilidad en devoluciones de IVA o un mejor control de la contabilidad. No obstante, también implica renunciar a cierto margen de discrecionalidad, especialmente en actividades donde los ingresos y los gastos varían mes a mes.
Muchas pymes ven en esta digitalización una oportunidad, pero también reconocen que puede generar tensiones en la fase de adaptación.
Para quienes estén valorando incorporarse ya al sistema, existen ayudas públicas como el Kit Digital, que pueden facilitar la adquisición de herramientas compatibles. Sin embargo, la clave estará en planificar bien la transición, revisar qué software se está utilizando y contar con asesoría especializada para evitar sanciones o errores formales.
VeriFactu no es simplemente un nuevo formato de factura. Es un cambio estructural en la forma de relacionarse con Hacienda. Y como todo cambio estructural, premiará a quienes se anticipen y penalizará a quienes lo ignoren. Si 2025 será el año clave, este segundo semestre de 2024 debería ser el momento para prepararse.
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