Que Google, Apple o Amazon compre tu empresa. Suele dibujarse como una de las grandes metas de los emprendedores que inician un proyecto. Sin embargo, que un 'gigante' como ellos te señale con el dedo y desembolse la cantidad negociada también tiene sus riesgos. El principal es que tu firma, en la que te dejaste la piel durante años, desaparezca en unos años. Es lo que le ocurrió a la española Panoramio.
El caso de Panoramio, la primera empresa española que compró Google en 2007, ha sido doloroso para la comunidad que tenía detrás el proyecto. Ocho millones de usuarios registrados generaron durante años más de 80 millones de fotografías de diversos lugares del mundo. Fotografías que han alimentado a Google Maps y Google Earth y que ahora se incorporarán al nuevo servicio Google Views.
La reacción del equipo fundador y de parte de esa comunidad ha sido reclamar a Google que no lleve a cabo el cierre. Uno de los cofundadores, Eduardo Manchón, ha iniciado una particular 'batalla' para evitar la drástica decisión (con petición en la plataforma Change.org, incluida).
El de la compañía española no es un caso aislado. Como recuerdan en Hemerotek, en este mes de septiembre ha tenido lugar el caso de Polar Polls, una startup que fue adquirida para reclutar el talento de su equipo pero que será cerrada en el año 2015. Una decisión que también despertó críticas en la comunidad que había detrás de esa firma.
Ya sea porque el producto o servicio de esa startup o pequeña firma puede ser integrado en otros con los que el 'gigante' ya cuenta para así complementarlo y no tiene sentido mantenerlo activo de forma paralela. O porque el verdadero objetivo es un valioso equipo, que puede aportar más para los intereses de la compañía más allá de ese pequeño proyecto (lo que se conoce como 'acqui-hire'). Las razones que esgriman Google o Apple pueden ser diversas, aunque con el mismo resultado.
Hay casos de compañías en los que el cierre pasa más desapercibido. Sin embargo, en otros la comunidad se rebela y reclama su continuidad. Es algo que se ha repetido en los últimos años y que demuestra que un 'exit' en forma de compra por parte de un 'gigante' puede tener una cara y una cruz: una buena noticia para el emprendedor, una mala para el proyecto.
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