La flexibilidad laboral... ojalá fuera cierta

La flexibilidad laboral... ojalá fuera cierta
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Los dos grandes anhelos de los que defienden (o defendemos) el cambio cultural, y no sólo organizativo, de las relaciones laborales son la productividad y la flexibilidad laboral. Esos son dos de los pilares fundamentales en los que debería basarse el mercado laboral para un funcionamiento mejor.

Tras haber pasado unos días desde la aprobación, y refrendo, del decreto-ley de reforma del mercado laboral, hoy podemos leer en expansión, un artículo que analiza la posible influencia de estas medidas en la flexibilización del mercado de trabajo y las ventajas que pueden tener algunas de esas medidas a este respecto.

Comparto muchas de las opiniones que aparecen en ese artículo, pero me temo que el problema va más allá de las condiciones laborales y se adentra en un aspecto más cultural. El modelo de las relaciones laborales en nuestro país se basa en el sistema funcionarial, ya no sólo respecto a los funcionarios de la Administración Pública, si no al antiguo marco de relaciones de las grandes empresas (bancos, eléctricas, hidrocarburos, telefónica, etc) con sus empleados. Cuántos casos se veían, en el pasado, de la persona joven que entraba de “chico de los recados” en un banco y acababa, al cabo del tiempo, dirigiendo una oficina, o aprendices que iban ascendiendo en tal o cual empresa y que se jubilaban después de cuarenta y tantos años de servicio.

Cuando la mayor parte del empleo estaba en las grandes empresas y en el Estado, era totalmente impensable la flexibilidad, porque una gran mayoría de los trabajadores pasaban su vida laboral en una sola empresa. Hoy en día eso ya no es así, la mayor parte de los puestos de trabajo están en las pymes y el mundo de la pyme exige una mayor flexibilidad, uno porque muchas veces no es posible ese ascenso en el escalafón de la empresa al ser la organización mucho más pequeña, y dos porque las características de la economía de nuestros días no permiten ese sedentarismo.

El problema es que mientras estructuralmente las empresas han ido avanzando en esa flexibilidad, con la externalización de servicios, la internacionalización, la especialización, etc., laboralmente continuamos con ese modelo antiguo donde se identifica el puesto de trabajo con un puesto físico, donde no se premia la productividad de la persona si no la antigüedad en la empresa, donde la formación y el reciclaje son una molestia, etc.

Los cambios legislativos encaminados a potenciar la flexibilidad serán siempre positivos, pero lo primero que debemos flexibilizar es nuestra cultura laboral, la de los empresarios, la de los sindicatos y, sobre todo, la de los trabajadores.

En Pymes y Autónomos | ¿Qué es la flexiseguridad?
Imagen | rodri_gop

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