La pandemia de la covid-19 avanza desbocada. Las restricciones que se han impuesto en diferentes regiones de España, cuyo principal objetivo es ahora mitigar el impacto de la crisis sanitaria sobre los hospitales, tendrá un efecto bastante importante sobre el tejido productivo nacional.
Durante la primera ola, la paralización económica provocó un tsunami de morosidad que desató una ola de quiebras empresariales. Así lo atestiguó, entre otros, el Banco de España, que afirmó que 1 de cada cuatro empresas podría estar en quiebra técnica.
Sin embargo, en esta segunda ola, el impacto puede ser incluso peor. Según revela el último Barómetro de la Pyme de Cepyme, la crisis que provocó la pandemia ha reducido los ingresos del 92 por ciento de las pequeñas y medianas empresas, en casi el 40 por ciento de los casos a menos de la mitad y principalmente por la caída de la demanda.
Los últimos datos sobre Estadística del Procedimiento Concursal, publicados por el INE, el número de procedimientos concursales aumentó un 51 por ciento entre el segundo y tercer trimestre del año, una estadística que rompe la evolución histórica, ya que en verano era una época donde tradicionalmente se reducía el número de concursos de acreedores.
Pero es que, además, esta morosidad se ha cebado especialmente sobre las empresas de menor tamaño. No en vano, más del 63 por ciento de estas empresas tenían un volumen de negocio inferior al millón de euros. El 59,6 por cieno del total de empresas concursadas tiene menos de seis. Y, entre éstas, el 25,9 por ciento no tiene asalariados.
Evidentemente, los sectores más afectados por esta crisis han sido el comercio y la hostelería. En concreto, el 21,2 por ciento de las empresas concursadas tienen como actividad económica principal el comercio y el 11,5 por ciento la hostelería.