¿Tiene la mili la culpa de la baja productividad de la empresa?
Reflexiones

¿Tiene la mili la culpa de la baja productividad de la empresa?

Durante generaciones los jóvenes de nuestro país justo cuando iban a iniciar su carrera laboral, tenían que dejarlo todo y dedicar un tiempo a su país, que ha variado a lo largo del tiempo de un año a los nueve meses en su último periodo de vigencia. No voy a entrar aquí a valorar las virtudes y defectos de este servicio militar obligatorio. Una de las constantes que se repiten de todos a los que les ha tocado realizarlo es que una de las primeras cosas que aprendes es a escaquearse. Es por eso que quizás la mili es uno de los motivos históricos de la baja productividad en la empresa.

Son muchos mandos militares, con un número ingente de soldados de reemplazo para realizar una serie de tareas y trabajos ilimitados. Los reclutas más veteranos se encargan de instruir a los más noveles: procura que el trabajo que te manden te dure toda la mañana. Si acabas antes, ya puedes perderte por ahí, esconderte para que no te manden otra tarea.

Penalizando a los que trabajan bien y rápido

No se premia al que ha realizado su trabajo bien y rápido, es más se le penaliza. Después de un año completo de aprendizaje y depuración de técnicas de este tipo, estos jóvenes se volvían a incorporar al mercado laboral, donde seguían aplicando todo lo aprendido. Trabajar si, pero lo justo.

Si además se premia a aquellos que calientan la silla, pero que no se marchan hasta que el jefe sale del despacho, tenemos un caldo de cultivo perfecto para alimentar una baja productividad. Se está pagando por calentar la silla, porque no se miden los resultados más allá del tiempo que pasamos en el puesto de trabajo.

Esta actitud también la he visto alguna que otra vez reflejada en la administración. Cuando alguien nuevo se incorpora, siempre hay algún funcionario veterano que le interpela para que frene. Hay que mantenerse ocupado, pero sin pasarse. Esa pila de documentos para tramitar tiene que durar toda la semana, no se puede acabar en un día.

No es exclusivo del estamento militar. En el caso de los objetores de conciencia también ocurría. Al fin y al cabo la mayoría de ellos realizaban su trabajo en administraciones públicas o en ONGs que tampoco destacan por su nivel de productividad. Había que cumplir una serie de horas y cuando alguien nuevo se incorporaba, el veterano le aleccionaba sobre el ritmo de trabajo.

La incógnita de esta teoría es qué ocurre con las trabajadoras. Las mujeres no hacían la mili y sin embargo tampoco es que haya un salto significativo de productividad en la empresas por géneros. Parece más bien que esta cultura de la baja productividad se difunde con facilidad.

Un cambio cultural que no se va a producir de un día para otro

Desde hace años ya no es obligatorio este servicio militar, pero todavía quedan muchos trabajadores en activo que mantienen estas dinámicas. También dentro de los responsables, que piensan que el que trabaja desde casa es un vago, que no está allí cuando yo vuelvo después de una comida de tres horas para pedirle un dato.

Afortunadamente todo va a cambiando poco a poco. Se empieza a valorar más a los empleados que realizan su trabajo bien, en el plazo establecido y no se ve con malos ojos que cuando llega su hora se marchen. Pero es necesario tiempo para que un cambio cultural tan grande llegue realmente a notarse.

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Imagen | shafman

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