Adiós a la última oportunidad para recuperar la ley de rebajas de 2012

Adiós a la última oportunidad para recuperar la ley de rebajas de 2012
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Si hay una queja del pequeño comercio recurrente es sin duda la liberalización de la temporada de rebajas. Desde que cambió la legislación se ha entrado en una espiral de descuentos constantes, donde el pequeño comercio no puede competir en precio y pierde clientes o pierde margen. Y después de que el Pleno del Congreso no haya tomado en consideración la proposición de ley impulsada ayer por el Parlamento de las Islas Baleares, podemos decir adiós a la última oportunidad para recuperar la ley de rebajas de 2012.

Se trataba de dar la capacidad a las comunidades autónomas de recuperar la posibilidad de establecer periodos de rebajas acotados y regulados, con dos temporadas, invierno y verano, que tendrían que tener una duración mínima de una semana y máxima de dos meses, según elija cada comerciante. De esta forma se acabaría con las rebajas antes de las rebajas.

Pero no es solo una cuestión de que los descuentos se produzcan antes o después. Se trata también de generar expectativa y confianza en los consumidores, que reservaban una parte de su presupuesto de compras para estos periodos del año. Y además ayudan a sacar el stock de temporada.

Según la Confederación Española de Comercio (CEC), la liberalización ha dado pie a una guerra de precios salvajes, con márgenes cada vez más reducidos que impiden al comercio de proximidad competir con las grandes superficies. Lo cierto es que también han cambiado las tendencias de consumo.

Y tampoco se le pueden poner puertas al mar. Muchos consumidores tienen en Internet un escaparate gigantesco con el que comparar precios. Y ¿cómo se puede regular los descuentos de algo que muchas veces compramos en otro país? ¿Van a pagar más solo porque en los comercios de nuestra ciudad no están en rebajas o buscarán en la compra online ese ahorro perdido?

Lo que está claro es que el pequeño comercio tiene que digitalizarse para ser más competitivo y poder sobrevivir. Encontrar su nicho de clientes, que en muchos casos cada vez es más reducido también es muy importante. Veremos cuando pase la crisis como el paisaje de las ciudades ha cambiado.

Desaparecerán muchos comercios históricos y fenómenos como la gentrificación también contribuyen a expulsar al pequeño comercio de los barrios que ya no tienen residentes. Adaptarse a los nuevos tiempos es un reto que los más veteranos no quieren afrontar o en muchos casos no saben hacerlo y prefieren traspasar y jubilarse en el mejor de los casos.

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