¿Eres demasiado exigente en el trabajo?

¿Eres demasiado exigente en el trabajo?
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Cuando realizan una entrevista de trabajo, es habitual que se pregunte por los defectos y las virtudes. Exigente es frecuente que aparezca. La frase suele ser algo así: "Soy muy exigente conmigo y también con los demás". La disciplina e intentar dar lo mejor de nosotros como profesionales es positivo.

Pero cuando esa barrera se traspasa y acabamos no pudiendo abarcar todos los proyectos, algo falla. Si nos invade una sensación de no llegar, de fracaso, tal vez las metas que nos ponemos sean inalcanzables.

Ante todo, exigencia moderada

Soy el dueño, tengo que estar al frente del negocio, caiga quien caiga. Es la realidad de muchos autónomos, pero también un error si se cuenta con personas alrededor para poder delegar. Demasiada exigencia puede llevar por el camino del autoritarismo.

La diferencia entre ser autoritario y algo exigente, estriba en que los empleados verán reconocidos sus logros, a la vez que se les pide que lo den todo por la empresa. Es decir, en encontrar ese equilibrio tan difícil en el ámbito laboral.

Ser exigente no siempre es malo si se sabe gestionar como cualidad. Un gerente que exige se rodeará de profesionales y no de personas que no viven con pasión su trabajo.

Que aporten ideas nuevas, o que sean capaces de corregir algún error sin temor.

La prueba de que se es exigente en clave positiva, se refleja cuando tus metas y objetivos son igual de altos que los que exiges a tus empleados. Es decir, que no dudas en trabajar como uno más. Y no buscas sencillamente ser duro con los demás.

A un jefe exigente hay que saber cómo tratarlo

Trabajar con un jefe exigente aunque proponga retos nuevos y respete los objetivos logrados no es una tarea fácil. De hecho, los expertos sugieren que se sigan una serie de consejos para que esta experiencia vaya por buen puerto:

  • No decir que sí a todo. Por una razón sencilla que comentábamos antes, una persona exigente no busca a gente a su alrededor que le baile el agua sino a personas que no teman expresar sus opiniones y le ayuden a mejorar.

  • Los límites, claros. No se trata de que por darlo todo, queramos impresionar y nos adelantemos a los objetivos. Siempre será mejor preguntar, tener toda la información para no perder tiempo.

  • Apostar por la comunicación. Valora de manera positiva su forma de trabajar porque por su perfil exigente tomará como algo positivo la percepción que se tiene de él, al igual que las críticas.

Un liderazgo con este perfil puede hacernos mejorar como profesionales, aprender de nuestros errores y superar nuestros límites. Recordemos, exigente debe ser sinónimo de motivación y de reconocimiento de los logros.

En Pymes y Autónomos|Tu jefe te trata mal

Imagen|SarahRitcherArt

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